Contemplación Semanal # 52 / MIENTRAS ESPERO, CONFÍO…

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Sin demasiada intención, esta fue la frase seleccionada para encabezar la Contemplación Semanal del día de la fecha. En vísperas del supremamente auspicioso Sri Gaura Purnima, este concepto supo manifestarse en el marco de una de las tantas posibles implicaciones presentes en el sagrado tercer verso del Siksastakam:

trinad api sunicena taror iva sahisnuna

amanina manadena kirtaniyah sada harih

“Uno debe cantar el Santo Nombre del Señor en un estado mental humilde, considerándose más bajo que la hojarasca de la calle. Uno debe ser más tolerante que un árbol, estar desprovisto de todo sentimiento de vanidad y estar dispuesto a ofrecer pleno respeto a los demás. En tal estado mental, uno podrá cantar el Santo Nombre constantemente.”

Sin duda alguna, una observación casual de este sloka puede causar pánico y desconcierto en más de un sadhaka, por lo que nuestros acaryas nos advierten e invitan a sumergirnos debidamente en el contenido de cada una de estas fundamentales sílabas, de modo de vislumbrar su contenido, confidencial e indispensable. Así, debidamente abordado, este famoso verso nos estará hablando de todo aquello que necesitamos abrazar para ser partícipes progresivos dentro de la escuela del bhakti, miembros dinámicos que realmente están haciendo un aporte a la sampradaya, partiendo por sus propios ejemplos y ofrendas de vida: este verso nos estará hablando acerca de nistha.

Nistha se refiere a aquel peldaño devocional en donde razón y corazón han aprendido a convivir debidamente, y en donde nuestra fe por ende se ve nutrida y ornamentada por un intelecto claro y decididamente entregado a la búsqueda de la emoción extática.Interesantemente, nistha se ve entonces caracterizado por el componente “constancia”, el cual no solo se referirá a qué tan estable sea nuestra ocupación externa en bhakti (si es que algo así existe), sino principalmente a toda una serie de atributos que, pese a no ser necesariamente bhakti en sí mismos, pueden terminar siéndolo al expresarlos en el marco de nuestra ocupación en hari-kirtana. Estos atributos son presentados aquí de forma cuádruple, como sunicena (humildad), sahisnuna (tolerancia), amanina (modestia) y manadena (veneración). Y no solo ello, sino un tipo especial de cada una de ellas, develado por Mahaprabhu a través de los contundentes ejemplos de la hierba y el árbol, ejemplos especialmente aplicables a sunicena y sahisnuna, pero a su vez por extensión a las dos últimas virtudes restantes.

Así, este verso nos habla de un tipo de fe o confianza firme (nistha), y de típica humildad y tolerancia que alguien en dicha etapa expresará. En otras palabras, se nos habla de cómo un nisthita-sadhaka esperará con plena confianza, encontrándose aún a medio camino de la meta última, pero al mismo tiempo exhibiendo una firme esperanza en la generosa naturaleza del proceso y el ideal que le llama y espera. Y siendo que para la mayoría de nosotros nistha representa la meta próxima a alcanzar, nunca está de más el dedicar parte de nuestros días (ojalá como un sadhana diario incluso) a reflexionar, orar y acercarnos al menos un poco más a la sustancia real que esta etapa representa.

Generalmente estamos acostumbrados a esperar sin necesariamente confiar, sino incluso su exacto opuesto: a mayor la espera, mayor la desconfianza y el cuestionamiento de por qué las cosas se están demorando más de lo previsto. Ahora bien, en un proyecto como el que aquí nos tiene, será fundamental disponernos hacia una debida espera, dada la magnitud del ideal que nos encontramos persiguiendo, y la muy probable necesidad de invertir incluso más de una encarnación en nuestro intento por capturar (ser capturados por) semejante logro. Así, debemos aprender a esperar: debemos aprender a tolerar la espera. Pero nuevamente, no cualquier tipo de tolerancia sino, en este caso, la que un árbol visto por Mahaprabhu ejemplifica.

Para lograr ser más tolerantes que un árbol, debemos ante todo ser profundamente humildes, pues sin humildad no habrá posibilidad de real tolerancia, y nuestra espera se convertirá más bien en todo un calvario, en lugar de una “dulce espera”: estamos intentando salirnos del vientre de la energía material y dar a luz a nuestro potencial último en relación a bhakti, por lo que el proceso de gestación que tengamos que atravesar será tal como todo embarazo, en donde habrá espera pero la misma será dulce, y dicha dulzura vendrá pues no solo habrá espera sino un fervoroso anhelo por aquel momento que debe llegar. Y es por ello que este verso nos habla en tono imperativo (“¡debe!”): no intentándosenos imponer una concepción superficial de algo, sino Gaura mismo intentando contagiarnos su apasionado énfasis en la absoluta necesidad de cultivar estos valores, si deseamos una proyección realista hacia las tierras del prema.

Así, una verdadera espera será aquella que transcurre mientras veo mi fe aumentar más y más. Esa es la espera y tolerancia del árbol, quien no solo espera, sino que mientras se ocupa en ello principalmente se ocupa en dar, en incrementar su fe en la dirección del principio de la dedicación, y de esta forma en un sentido ya no tolera, y su espera ha quedado en el olvido al haberse consagrado a un principio superior. De la misma forma, un devoto situado en nistha (o incluso que anhela dicha etapa) entenderá que, más que vivir el paso del tiempo con una amarga expectativa de algo que uno ya idealizó como resultado final, la mejor forma de atravesar nuestra estadía por este plano es abriéndonos por completo ante lo que la providencia desee enviarnos, y entremedio de dicho periodo, preocuparme y ocuparme acerca de cómo puedo incrementar mi confianza. Semejante pre/ocupación nutrirá mi convicción innegablemente, y de esa forma seguiremos avanzando hacia esferas de cada vez mayor fe y firmeza en la confianza.

Confiar mientras esperamos no es nada fácil, pero en verdad representa la única manera de realmente esperar, de prepararnos para lo que tenga que venir, de crear la debida antesala para honrar apropiadamente el siguiente capítulo con el que Bhagavan desee sorprendernos y seguir capturando nuestra atención. De hecho, la espera en sí misma está diseñada como un acto en donde tengo la oportunidad de demostrar qué tanto confío en aquel que, por decirlo así, me está haciendo esperar. Y es sobre dicha base que Prabhupada Bhaktisiddhanta definió indirectamente la humildad al mencionar que “al yo exhibir impaciencia ante los arreglos del Supremo en mi vida, estoy demostrando que no confío en él y que simplemente me encuentro demasiado ansioso por disfrutar á mi manera´.”

Nistha encarna todo un brillante peldaño, desde el cual obtendremos un claro y prometedor vislumbre del valle de amor divino que nos espera como destino final. Pero el precio para algún día contemplar semejante paisaje ha de ser abonado en cuatro tipos de moneda posibles: sunicena, sahisnuna, amanina y manadena. De esta forma, Sriman Gaurasundara busca avivar nuestro entusiasmo y valentía para que una vez más continuemos avanzando hacia la dirección correcta, en donde nuestra fe aumentará, el horizonte devocional se ampliará más y más, y todo lo que hasta el momento seguía siendo una interesante propuesta teórica se transformará en todo un universo vibrante, con realizaciones vivas que aparecerán ante mí, demostrándome que la práctica del bhakti no solo es algo real y concreto, sino que representa la más despierta de las realidades.

Pero mientras aún no haya llegado allí, espero. Y mientras espero, confío…

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