Contemplación Semanal # 71 / ¿ES POSIBLE UNA RELACIÓN CON DIOS SIN INTERMEDIARIOS?

Generalmente, nuestras relaciones más importantes en la vida suelen ser directas, cara a cara, sin intermediario alguno. Pero a la hora de emprender nuestro vínculo más importante, con Dios, puede surgir esta peculiar pregunta. Y la respuesta será “sí” y “no”. Sí es posible y no, no es posible. Todo ello dependerá de a qué (aspecto de) Dios me esté refiriendo, a qué escuela de pensamiento esté siguiendo, qué ideal esté persiguiendo y, por ende, que práctica específica habré de adoptar para alcanzar ese tipo de vínculo en particular.

Siendo ilimitado, Dios es infinitamente diverso. Existen por ende incontables matices de relación que cada alma (también individual y diversa) podrá entablar con el Supremo. De hecho, estrictamente hablando, no existe una sola relación entre dos partes que sea idéntica a otra: ¡qué decir del vínculo entre un alma iluminada y la fuente de todo! Ahora bien, que exista posibilidad de “cualquier cosa” no necesariamente significará que de hecho cualquier cosa será posible a la hora de intentarnos acercar hacia la trascendencia.

Existen códigos, parámetros y leyes que vigilan, nutren y protegen la exaltada posición de todo aquel que aspira a amar al Absoluto. Y estas leyes no representan un mandato impuesto ni imposición superficial alguna, sino que simplemente funcionan espontáneamente de acuerdo a la naturaleza superior que lo acompaña a todo, en conexión con su fuente última. Por ende, antes de abordar el plano transracional debemos corroborar el debido código de acceso, y todo ello generalmente no es aprendible por cuenta propia, sino mediante aquellos que han estado allí. Esto tomará la forma ya sea de una obra revelada, un agente personificado o una intuición divina que superará nuestra propia imaginación y capacidades. Sea como fuere, nos encontramos necesitados de algo/alguien que interceda ante nuestro caso, y provea y facilite determinados elementos que nos permitan ir más allá de aquel lugar en donde hoy nos encontramos. 

Más allá de diversas religiones y procesos (cada una de las cuales concebirá al Absoluto desde una óptica en particular), hoy deseo concentrarme en el Gaudiya Vedanta, el sistema metafísico que particularmente profeso. Dentro del mismo, el proyecto definitivo será el desarrollo de un tipo muy específico y único de amor por Dios, el cual requerirá de perfectos roles modelos a seguir, que encarnarán aquella emoción que se ha vuelto nuestra meta última. A través del referente, guía y empoderamiento de tales personalidades es que cualquier aspirante llega a lograr comenzar su sendero devocional. En otras palabras, si en algún momento contactamos de hecho con bhakti, ello implicará que hemos en verdad contactado con bhakta. Y dicho principio no representa un hecho aislado sino una figura sumamente vinculada, en conexión con toda una sustancial cadena compuesta de seres reales y vivos, consagrados a aquel ideal que siempre se mantiene como la prioridad última en todo momento.

Como aspirantes al Gaudiya Vaisnavismo, no podemos prescindir de la figura del sadhu: sin él/ella, nuestro proyecto de acercamiento espiritual hacia la Personalidad de Dios (especialmente en su forma última de Sri Krishna) no será fructífero ni realista. Y repito, este dictamen no es una imposición forzada, sino que debería resultarnos la más natural de las conclusiones. Krishna mismo expresa esta idea en su propio caso con total espontaneidad:

sādhavo hdaya mahya
sādhūnā
 hdaya tv aham
mad-anyat te na jānanti
nāha
 tebhyo manāg api

“El devoto puro siempre está en lo más profundo de mi corazón, y yo estoy siempre en el corazón del devoto puro. Mis devotos no conocen nada aparte de mí, y yo no conozco a nadie más que a ellos” (Bhagavata, 9.4.68)

Así, cuando por momentos escucho a alguien sugerir que “puedes relacionarte directamente con Krishna, no hacen falta los devotos”, mi primera pregunta es, “¿en qué Krishna están pensando al decir semejante cosa?”, pues como podemos ver, no solo Krishna considera a sus devotos superlativamente sino que, visceralmente hablando, él no puede sobrevivir sin ellos. Existen incontables secciones del sastra que establecen este crucial punto una y otra vez: si Krishna depende de sus devotos para su propia manutención personal interna, ¿cuánto más nuestro frágil ser requerirá del refugio del bhakti-sakti?

Desde ya es entendible que, en ciertos casos, algunas personas han atravesado circunstancias del todo complejas en su intento por vincularse con determinados sadhus. Pero no importa que tan neurótica haya sido dicha experiencia en particular, sigue siendo solo una de tantas experiencias, uno de tantos sadhus (o “sadhus”). Así como experimentamos en este mundo el fracaso del amor una y otra vez pero aún así no descansamos en nuestro siguiente intento, de la misma forma podemos haber tenido la peor de nuestras experiencias en relación a un supuesto agente de la verdad, pero si con el tiempo corroboramos que dicho representante era falso, esa misma palabra (“falso”) no hará más que simplemente indicarnos de forma indirecta que debe existir una versión genuina de eso mismo. Pues si algo es falso, únicamente podré establecerlo en contraste con aquello que sea verdadero. Y aún incluso si mucho o casi todo es falso, se seguirá necesitando de algo verdadero para justificar que todo ello es falso, por lo que si eso verdadero sea una porción minoritaria, aún así debemos consagrarnos a dicha búsqueda si nuestra indagación es realmente genuina.

El genuino intermediario asegura nuestras intenciones. El real intermediario educa nuestro acercamiento. El verdadero intermediario hará todos los arreglos y conocederá todas las bendiciones que sean necesarias. El intermediario será en verdad nuestro más querido amigo y bienqueriente. Sin este tipo de intermediarios, nos veremos desprovistos de cada uno de estos elementos. Pues más que diluirse la corriente al pasar por más y más intermediarios, cada uno de ellos aportará sus respectivas realizaciones a la cadena, con ello incrementando la nobleza y gloria de su linaje respectivo.

Puede que algunos sientan prescindir de la figura santa en sus respectivos procesos, pero ello no será el caso dentro de la escuela devocional de Sri Caitanya. Allí, el sadhu será enfatizado no desde su simultánea relatividad humana sino desde su honesta disposición a ser invadido por la voluntad absoluta, y en la medida en que dicha persona actúe como portal del divino designio, ello habrá de ser honrado por cada uno de nosotros. Y está de más decir, cada uno de nosotros tenemos desde ya el potencial, derecho y deber de también representar a semejante agencia. El amor por Dios es nuestra meta, y habiendo llegado a dicha meta serviremos a Dios a través de nuestro amor, pero incluso antes de llegar a nosotros, dicho amor ya se encuentra personificado en el plano último en la forma de determinadas figuras paradigmáticas, a través de quienes presentaremos nuestra ofrenda una y otra vez, por la eternidad.

2 Comments

  1. Hace unos días me vino más esta reflexión sobre la Ingeniería Social-espiritual, sabemos como opera la Ingeniería Social, sin ser novedad por ser una herramienta para relacionarse en el mundo material; pero ¿la Social-espiritual se refina cada vez más y asimismo se transmite en diferentes grados de conciencia e inconsciencia fina y burda en justificación de lo Absoluto y Relativo? Es triste descubrirlo, pero toma otro sentido al no permitirlo… Gracias por este blog que en lo personal me dio solaz y esperanza al llegar a la parte de esas cualidades genuinas de los intermediarios (libres de intereses personales o egoístas), tan solo por servir y nutrir la fe de quien se acerca a ellos, Jaay! =)

  2. Hare Krsna Maharaj
    Muchas gracias por su comentario, siempre enfático y concreto, sin matices de ningún tipo, dando respuestas al corazón y fortaleciendo la fe en la práctica del Bhakti.
    Pranams

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