Contemplación Semanal #4 / ¿QUÉ HACER CON EL VARNASRAMA? Alcance y Propósito de Nuestro Desarrollo Horizontal

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Estos días he estado repasando algunos de los slokas que he sabido memorizar años atrás, así como al mismo tiempo intentando aprender algunos nuevos versos, ojalá no solo a nivel epidérmico, sino sustancialmente. Entre ellos, se encuentran diversas y famosas declaraciones del Bhagavata, las cuales por un lado nos invitan desde su mismo comienzo (1.1.2) a descartar las clásicas metas de la vida (purusarthas) tales como dharma, artha kama e incluso moksa, estableciendo por sobre ello la inmaculada supremacía del para-dharma, bhakti.

Ahora bien, antes de ir a los versos en sí, detengámonos por un momento en las implicancias de estos objetivos, desde ya más ligados al balance y requerimientos de la especie humana en general, y su conexión con las diversas esferas de influencia material: 

/ Ligado a tamas encontramos el principio de kama (deleite sensual), el cual es catalogado como “ignorante” debido a que en dicha esfera, uno intenta verse gratificado incurriendo una y otra vez en las mismas actividades, pese a que jamás se logra encontrar plena satisfacción allí. Esto podría definirse como un principio de demencia, recordando una famosa definición de locura que una vez escuché: “Locura significa esperar ser felices repitiendo una y otra vez aquellas mismas acciones que hasta el momento han probado no conducirme hacia dicha meta”.

/ En relación a rajas se ubica el concepto de artha (progreso financiero), ligado a lo “apasionado” ya que bajo esta influencia, uno comprueba que la satisfacción no provendrá de siempre intentar lo mismo en la dirección errada, sino más bien de esforzarse por adquirir (materialmente hablando) cada vez mayores y mejores logros. En este sentido artha representa una visión más progresiva que kama, aunque aún se encuentra ligada al “intentar algo siempre diferente” pero en relación a un plano que no termina de encastrar con nuestra naturaleza conciente: la materia.

/ Por otro lado encontramos la virtud de sattva y la práctica del dharma (deber), todo ello ubicado en el marco de lo “bondadoso” debido a que los actos en esta etapa se ven impelidos por un anhelo por ser una persona, ética, íntegra y desapegada de los frutos de su acción (a diferencia de alguien en rajas), pero sí apegado a cumplir con el propio deber en este mundo. Como vemos, seguimos aún en este mundo, pero actuando balanceadamente y encontrando nuestra principal satisfacción en el hecho de nosotros mismos encontrarnos alineados con el principio de la virtud.

/ Interesantemente, moksa (liberación) implica no desear ninguna de estas cosas, puesto que estas primeras tres designaciones aún tienen que ver con el hecho de “ser algo”: ser gratificados, ser poderosos o ser virtuosos. Por otro lado, moksa implicará ser redimidos de la necesidad de volvernos algo, y más bien entrar en contacto con aquello que ya de por sí somos (seres concientes), y hallar sustento y satisfacción allí, abandonando por siempre la influencia de las gunas y el sentido de una falsa identidad.

Por otro lado, tanto el Bhagavata como Mahaprabhu mismo mencionan que la propuesta de Gaudiya Vedanta ¡trasciende incluso moksa!, e intenta llevarnos a una plataforma post-liberada en donde el logro de la emancipación termina siendo visto como insignificante, y los logros inferiores a ese como al borde de la inexistencia. Esta es la grandeza y nobleza del uttama-bhakti, o aquella dádiva divina y panacea universal que ha tocado los corazones de muchos en esta particular era de Kali.

Ahora bien, encontrándonos en medio de semejante proveeduría, fácilmente podemos descansar en la grandeza del ideal o utilizar la trascendencia como un medio de fuga a diversas necesidades relativas que aún necesitan ser atendidas, idealmente dentro del perímetro devocional. Es por ello que pese a que dharma, artha, kama e incluso moksa hayan sido catalogados como kaitava-dharma (deberes engañosos) por el Bhagavata (únicamente si tales ocupaciones no tienen como objetivo último el prema), tales ocupaciones sí deben saber ser expresadas en la vida de un bhakta, al menos de acuerdo a su capacidad (o incapacidad más bien) de ocuparse plenamente en la práctica devocional. A este respecto, el Bhagavata (11.20.9) menciona:

“En la medida en que uno no se encuentra aún saciado de la actividad fruitiva y no ha despertado su gusto por actividades devocionales tales como sravana y kirtana, uno deberá entonces actuar de acuerdo a los principios regulativos de los Vedas”.

En otras palabras, proporcionalmente a mi ausencia de fe en el bhakti, deberé aún atender otras necesidades y metas, pero comprendiendo por qué y desde dónde lo estoy haciendo, y saciando dichos requerimientos con dicha comprensión, gradualmente mi ocupación relativa me irá afianzando más y más en mi perspectiva devocional. Este es el propósito último del sistema de daiva varnasrama re-establecido por Thakura Bhaktivinoda, el cual en tiempos actuales significaría el lograr encontrarnos balanceados y satisfechos como seres humanos (a nivel físico, emocional, psíquico y financiero, entre otras consideraciones) para sobre dicha base de “desarrollo horizontal” podernos proyectarnos a la trascendencia (“desarrollo vertical”). No nos encontramos ya en un era védica donde el varnasrama se encuentra oficialmente establecido en la sociedad, pero sí pdoemos capturar la esencia de dicho sistema y continuarla aplicando, siendo que su estructura básica permanece vigente en nuestros tiempo. Lo que sí nuevamente, como aspirantes al bhakti debemos comprender que la apropiada ocupación en varnasrama debe necesariamente estar promoviendo el cultivo devocional. Nuevamente el Bhagavata (1.2.13) dice lo siguiente a este respecto:

“¡Oh, mejor entre los nacidos por segunda vez! Se concluye por lo tanto que la más elevada perfección que uno puede alcanzar al ejecutar sus deberes en relación al varnasrama, es complacer a la Personalidad de Dios.”

Así, una y otra vez debemos equilibrar nuestra balanza, sin blancos ni negros pero abrazando la apropiada variedad de gris que solicita nuestra atención. Necesitamos encontrarnos lo suficientemente ubicados en el mundo como para, teniendo tales dos pies del todo afianzados aquí, proyectarnos a dar el salto cuántico que eventualmente nos permita abrazar del todo el llamado supramundano de la flauta de Sri Hari. Pero para la mayoría, semejante proyecto comenzará aquí, sabiendo relacionarse apropiadamente con lo que nos es más cercano, la materia. Así, concibiendo a maya-sakti como una de las energías divinas del Señor (lo cual incluirá nuestros cuerpos físicos y psíquicos y sus respectivas demandas), entenderemos la necesidad de poner dicho sakti al servicio de saktiman, su fuente de origen. 

En resumen, como sadhakas (y no siddhas) aún nos encontramos en parte ligados a este plano, y desde aquí debemos contextualizar nuestra vida de manera que la misma quede alineada con nuestra meta a largo plazo, entrar en aquella eterna tierra de servicio que únicamente los seres perfectos estarán habitando. Por ello, mientras buscamos un continuo balance psico-físico en este mundo, debemos al mismo tiempo continuar incrementando nuestro apego por aquel discurso que proviene del otro lado de la creación, y el cual gradualmente nos irá haciendo más y mejores miembros de dicha sagrada logia. Nuevamente el Bhagavata (1.2.8) llega para iluminar nuestra búsqueda en dicho sentido:

“Las actividades ocupacionales que alguien ejecute de acuerdo a su posición en este mundo serán una labor inútil, si ellas no generan atracción por el mensaje de la Personalidad de Dios.”

De esta manera, nuestro desafío es satisfacer medidamente nuestra naturaleza adquirida tan artísticamente, que dicho acto genere simultáneamente un aumento de nuestro apego por hari-katha, hari-kirtana y aquellos quienes representan vívidamente dicho mensaje y sonido revelado. A seguirlo intentando.

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