Contemplación Semanal #36 / ¿PUEDE USTED SER MI GURU?

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Ante semejante pregunta, mi respuesta es siempre un gran sí: “Puedo ser su guru. Puedo ser su siksa-guru”.

Ahora bien, si ante dicha contestación uno no logra sentirse del todo satisfecho, entonces el problema allí no es tanto que “tal o cual devoto no me aceptó como mi guru”, sino más bien que uno no posee la apropiada comprensión de guru-tattva, tal como ello es abordado en nuestra Gaudiya sampradaya.

Estrictamente hablando, el concepto guru no se refiere a un individuo ni queda limitado a una persona específica, sino que más bien nos habla de un principio unificado, el cual sabe expresarse en infinidad de manifestaciones. Se nos habla del principio de vyasti y samasti, o la representación micro y macrocósmica de semejante departamente, en el último de los casos refiriéndose a diversos individuos que representarán al akhanda-guru-tattva, o incontenible guru original, Sri Hari mismo.

Interesantemente, si estudiamos en detalle las escrituras reveladas de nuestra tradición, veremos que solo a partir del Caitanya-caritamrita de Srila Krishnadasa Kaviraja es que el concepto de siksa-guru es establecido más formalmente, al no solo mencionarlo en numerosas ocasiones (y comenzar su tratado reverenciando a una pluralidad de gurus -vande-gurun-) sino al también conectar dicho principio a Govindadeva mismo (y el concepto abhideya-tattva), mientras que el departamento de diksa se ve vinculado por Krishnadasa a Madana-mohana y la idea de sambandha-jñana. Previo a esto, ninguna literatura Vaisnava nos habla de siksa-guru.

¿Y por qué ocurre ello? No necesariamente porque la idea de siksa sea desatinada, sino que más bien en la antiguedad, a la hora de referirse al principio del guru, se utilizaba justamente el término “guru”: no se sentía la necesidad de diferenciar entre diksa o siksa, ya que se tenía una clara comprensión que ambos representan diversas funciones de una misma agencia. Sea que alguien fuese mi diksa-guru o siksa-guru, en tiempos védicos ello era catalogado como perteneciente a la categoría de guru-tattva. Aunque queda claro que solo podemos tener un solo diksa-guru pero sí más de un siksa-guru (siendo nuestro diksa-guru probablemente el siksa-guru más prominente en muchos casos), aún así debemos comprender la unidad y complemento entre estas dos representaciones.

En otras palabras, en caso de que uno posea un diksa-guru y otro/s siksa-guru/s, ello no significará que necesariamente el diksa-guru es superior al siksa-guru, por el hecho de conceder los diksa-mantras. He notado este error muy a menudo: se cree que si alguien acepta el servicio de otorgar iniciación, tal persona es por lo tanto sí o sí más elevada que quien no está ejerciendo dicha función, pero que sí tal vez esté obrando en el rol de siksa-guru. De concluir así, tendríamos que entonces aceptar que la mayoría de los Seis Gosvamis (entre tantas otras estrellas de la galaxia Gaudiya) eran considerablemente poco avanzados, al ellos prácticamente nunca (con la excepción de Gopala Bhatta Gosvami y de Sri Rupa -quien solo inició a Srila Jiva Gosvami-) haber concedido diksa. Desde ya, no es la idea llegar jamás a semejante y peligrosa conclusión.

De esta manera, tanto diksa como siksa representan dos funciones del departamento de guru-tattva y, para es dejar esto más en claro que Krishnadasa Kaviraja estableció por separado cada uno de tales aspectos, pero debemos tener bien en claro la inconcebible unidad y diferencia entre ellos. Diksa representa la semilla del bhakti, y siksa nos habla del agua con la que regaremos dicha semilla. ¿Cuál es más importante entre ambos? Los dos, pues el uno depende del otro para poder operar funcionalmente. Así, nuestra concepción de Sri Guru debe ampliarse más y más, hasta llegar a aquel punto (y día) en donde nos hayamos visto liberados de toda relativización antropomórfica para con los representantes de semejante proyecto, trascendiendo así toda posible idolatría de una figura humana en el nombre de guru-nistha, y adorando verdaderamente el principio de Sri Guru expresándose dondequiera que guste hacerlo.

Bhakti es una emoción a explorar y desarrollar, la cual se sostiene en determinadas conclusiones filosóficas, o tattvas. Así, si no nos familiarizamos debidamente con cada uno de estos tattvas, nuestro abordaje emocional de tanto guru como Krishna, Gaura, bhakti, nama y tantas otras realidades últimas, se verá teñido y afectado por sentimientos más terrestres que metafísicos, más sentimentales que filosóficos. Por lo tanto, pese a que quizás no seamos los más grandes genios intelectuales del siglo XXI, aún así podemos (y debemos) educar y disciplinar nuestro acercamiento a la realidad última, la cual llega a nuestra vida en la forma de Sri Guru, tanto en la forma de diksa como de siksa. Si no logramos abrazar esta agencia debidamente, muy probablemente nuestros demás abrazos sean tan poco certeros como este primero.

A este respecto, hoy llegó a mí una famosa frase de Martin Luther King: “Siempre es el momento apropiado para hacer lo correcto”. De esta forma, si incluso luego de mucho tiempo comprobamos que quizás no conocemos apropiadamente la ciencia devocional, aún estaremos a tiempo de enderezarnos, educarnos, crecer, cambiar y solo así avanzar concretamente hacia la meta. Si sabemos que ciertas cosas han sido no tan bien hechas, si entendemos la necesidad de una mejora y de cómo invocar dicho progreso, el momento idóneo al respecto será ahora o, en las palabras de Mr. King, “el momento perfecto es siempre”, si es que deseamos hacer lo correcto. Pero si es lo incorrecto aquello que deseamos, el momento perfecto para ello será entonces “nunca”.

En conclusión y tal como Mahaprabhu nos instruyó, todos podemos y deberíamos convertirnos en gurus. Pero existen diversas funciones en dicho glorioso departamento, ninguna de ellas inferior o superior a la otra. Y estas palabras no son pronunciadas para disminuir el compromiso y estatura de diksa y el diksa-guru, sino más bien para establecer equitativamente el estatus de siksa y todo (genuino) siksa-guru que sinceramente se encuentre abocado a nutrir las fibras devocionales de cada sadhaka, con profundas realizaciones y claros conceptos basados ante todo en la revelación original de nuestra Gaudiya sampradaya: los gosvami-granthas.

Pese a encontrarme en lo personal muy lejos de incluso obrar como siksa-guru, la gracia combinada de mis guardianes es la que permite que hoy pueda estar escribiendo estas palabras y que (por más audaz y vertiginoso que pueda sonar) me ofrezca a otros en servicio, ocupando el papel de siksa-guru. Nunca estaremos a la altura del regalo que hemos recibido y seguimos recibiendo, pero ello no quita que no hagamos el mejor de nuestros esfuerzos por honrarlo debidamente y, con la apropiada humildad, que reconozcamos cualesquier milagro que dicha misericordia haya obrado en nosotros. El resto será dedicar nuestras vidas a dar testimonio del regalo recibido, y hasta qué punto todo ello ha logrado transfigurar nuestra existencia.

Ya tienen entonces una respuesta, para cuando alguien les pregunte: “¿Puede usted ser mi guru?”. Ahora bien, qué significa aceptar a alguien como siksa-guru y ser aceptado por un siksa-guru es otro tema, lo suficientemente extenso y detallado como para hoy dejar aquí nuestra Contemplación Semanal.

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