(originalmente publicado en idioma inglés en The Harmonist)
En el Gaudiya Vedanta adoramos un secreto a voces. En el Gaudiya Vedanta adoramos a un Dios débil, una entidad “perfectamente defectuosa”, quien es constantemente derrotada por la fuerza del afecto que le rodea. A manos de sus más íntimos sirvientes, Bhagavan es conquistado día tras día, de todas las formas posibles: atado por Yasodamayi, derrotado en la lucha por Sridama y regañado por Radha y sus sakhis. En el Gaudiya Vedanta adoramos a un Dios débil ya que adoramos al amor por encima de Dios, tal como él mismo lo hace.Este es un tipo de amor muy especial y, por lo tanto, un tipo de Dios muy especial.
Por lo tanto, la esencia de Dios no es su estatus divino, sino más bien su capacidad y disposición para trascenderse a sí mismo en amor divino y eventualmente “volverse” Sri Krishna (ya que prema no solo implica un eterno existir, sino también un eterno “volvernos”). Sri Vraja Krishna claramente exhibe semejante dinamismo: la designación de “Dios” es descartada, mientras que el svarupa-saktyananda se encuentra allí para facilitar este nivel de trascendencia en su propia vida. Cuando el Todo Atractivo se ve supremamente atraído hacia su propia forma (que de alguna manera se refleja aquí y allá) en un punto más allá del tiempo, ese rupa-madhurya representa una consecuencia directa de un tipo particular de prema, impactando a Bhagavan de una manera específica; así, él se halla “tallando” una forma muy específica de sí mismo, la cual es el resultado del amor que ha recibido. Por ejemplo, Sri Krishna pretende exhibir su forma de catur-bhuja frente a Radha, únicamente para ver dos de esos cuatro brazos reducidos a la nada frente al amor divino de ella.
Aunque Sri Hari es generalmente conocido como atmarama, por y para sí mismo, por su propia naturaleza (y la de su svarupa-sakti) él se convierte en aquello que Thakura Bhaktivinoda llamaría pararama, o “supremamente insatisfecho” en el contexto de la autosatisfacción. Esto lleva a Bhagavan hasta el punto de una nueva e inconcebible ecuación: a mayor insatisfacción, mayor ananda. Dentro de esta consideración, incluso la etapa de atmarama (también presente en sabios satisfechos) es algo a ser trascendido en la búsqueda de un gusto superior, tal como el Bhagavata lo menciona en su famoso verso atmarama:
ātmārāmāś ca munayo nirgranthā apy urukrame
kurvanty ahaitukīṁ bhaktim ittham-bhūta-guṇo hariḥ
“Todas las diferentes variedades de ātmārāmas, especialmente aquellos establecidos en el sendero de la autorrealización, aunque liberados de todo tipo de enredo material, desean prestar servicio devocional puro a la Personalidad de Dios. Esto significa que el Señor posee cualidades trascendentales y, por lo tanto, puede atraer a todos, incluidas las almas liberadas.” (1.7.10)
Este sloka de lo más importante fue explicado por Mahaprabhu en dieciocho formas diferentes a Sarvabhauma Bhattacarya, y en sesenta y una formas diferentes a Sanatana Gosvami. De hecho, no existe otro verso que Sri Gauranga haya explicado tan en detalle durante su lila, y hay buenas razones para ello: el mismo enseña poderosamente cómo un atmarama (Sukadeva Goswami siendo el principal ejemplo en el Bhagavata) dejará atrás no solo todo apego material sino incluso su estado de autosatisfacción, atraído por los incomparables atributos de Hari, en el contexto del bhakti. En otras palabras, el atmarama maha-vakya del Bhagavata representa el pramana principal de esta obra en cuanto a la superioridad de la devoción sobre jñana, de prema por encima de mukti. Dicho esto, dado que atmarama es también otro nombre de Krishna, este verso podría aplicarse también a él en última instancia. Y debería.
Siendo debidamente batido, el Bhagavata revela perpetuamente todo un mundo de significados secretos en sus eternas páginas, tal como el moler las hojas verdes de la henna gradualmente manifiesta su rojizo contenido interior. Por lo tanto, nuestra inspiración para cualquier novedosa realización debe estar debidamente basada en las Escrituras, y bendecida por nuestros purva-acaryas. En este sentido, recibimos una pista única en lo que es el primer verso del rasa-pancadhyaya (10.29.1), el donde se dice que “aunque Sri Krishna es Bhagavan (bhagavan api), él determinó (cakre) su mente (manas) en la dirección de disfrutar (rantum) con las gopis”. Al comentar sobre este sloka, Srila Jiva Gosvami menciona que “El término ´Bhagavan´ se refiere aquí al hecho de que Krishna es atmarama y aptakama, pese a que él deseó disfrutar de todos modos sobre la base de dicha autosatisfacción. Así como los atmaramas (aunque completamente satisfechos) se ocupan en bhakti a Krishna, de la misma forma Krishna mismo, aunque es Bhagavan y por ende alguien completamente satisfecho, deseó disfrutar con las gopis”.
Entonces, de la misma manera en que los sabios atmaramas se convierten en “algo más” al contactar a bhakti y Bhagavan, Atmarama Sri Krishna también se convierte en algo más al entrar en contacto con aquellos atributos que él posee, los cuales son en realidad el resultado de él interactuar con su propio svarupa-sakti. Esta interacción crea características asombrosas dentro de sí hasta tal punto, que Dios mismo se siente incompleto ante tal escenario. En otras palabras, cuando Rasaraja Sri Krishna es testigo del máximo cenit del maha-bhava (Sri Radha) él se ve arrojado a una situación totalmente nueva en donde realiza que hay algo en él que hace que Radha sea como ella es, desarrollando así un particular vacío en sí mismo, y el consiguiente deseo de saborear dicha experiencia. Y solo existirá una solución posible a tal dilema, en la forma de Sri Caitanya.
Él es aquella misma persona que presentó el verso atmarama de muchas formas diferentes, excepto por una explicación “faltante”: él nunca consideró exponerse a sí mismo en las líneas de dicho sloka. En su humildad natural, y debido a la profundidad de su descenso, Sri Gaura Krishna intentó evitar esto, pero el deber real de todo devoto será el de amorosamente exponer a su propio istadeva, para el placer de sus sirvientes. Por lo que aquí vamos: intentando señalar al Señor Dorado, la evolución natural de la insatisfacción divina de Krishna, así como la posterior lila que se manifiesta, con la intención de resolver semejante acertijo, todo lo cual ha sido proclamado a viva voz en las páginas del Bhagavata, especialmente en el verso atmarama.
Como se mencionó anteriormente, la palabra atmarama puede referirse en este verso a Sri Krishna, quien deriva placer de sí mismo. Además, la palabra munayo (pensadores) se aplica naturalmente a él, así como la palabra nirgrantha, o aquella persona que está más allá de todo enredo y/o declaraciones estándar de las Escrituras. Dicho esto, él abandonará semejante estado tan privilegiado al sentirse atraído por sus propias maravillosas cualidades (ittham-bhuta-guno harih) y al intentar satisfacer su deseo de experimentar bhakta-bhava. Por ende, él se ocupa en bhakti puro a sí mismo (kurvanty ahaitukim bhaktim), tal como cuando Radha Thakurani adora a su amado Urukrama (“el gran aventurero”). Pero, ¿cómo puede Sri Krishna ocuparse en bhakti a Sri Krishna? Al considerar la perspectiva abheda de nuestra ecuación bheda-abheda, el svarupa-sakti de Krishna es de hecho uno con él, y es en ese sentido que esta interpretación en particular puede ser posible, al Sri Krishna adoptar el humor y lustre de su para-sakti, apareciendo como Sri Gaura Krishna. Intentando honrar la cuidadosa y múltiple presentación que Mahaprabhu hizo de esta gema, y también considerando la posibilidad de rasabhasa y viruddha-siddhanta en mis propias palabras, he consultado con diferentes Vaisnava panditas de renombre, y ellos han aprobado misericordiosamente la presente explicación, asegurando que las perspectivas de tanto tattva como bhava fueron debidamente incluidas aquí.
Además del hurto de Mahaprabhu con respecto al amor de Radha en el contexto de su channa-avatara-lila, ciertamente podemos decir que una de las razones para el silencio de Gaura aquí, fue su extraordinaria modestia. Por ejemplo, cuando Sri Rupa se encontraba presentando parte de su poesía acerca de Radha-Krishna ante el Señor y sus asociados, un hermoso verso sobre las glorias de Mahaprabhu apareció eventualmente y Gaura, aunque internamente complacido, externamente lo consideró como “una detestable gota de veneno en un océano de néctar”. Raya Ramananda respondió luego diciendo que él consideraba que tal gota no era veneno sino alcanfor, mientras que Gaura expresó su vergüenza, considerando que la gente podría llegar a burlarse del contenido de tales versos. Ramananda invocó entonces su jaque mate, al decir que “en lugar de burlarse, la gente en general sentirá gran placer al escuchar dicha poesía, ya que el recuerdo inicial de la Deidad venerable de uno siempre invoca buena fortuna”. De esta forma, aquellos devotos quienes insistían en que Sri Rupa agregara una sección gaura-candrika a sus natakas (tales como Lalita-madhava y Vidagdha-madhava) dulcemente discreparon con Gaura, apoyaron a Sri Rupa y finalmente ganaron su caso, lo cual resultó en el famoso sloka “anarpita-carim…”.
Esto es lo que conocemos como gaura-lila, o aquel momento en la eternidad en donde Sri Krishna duda de su propio estatus, debido a la poderosa experiencia de Sri Radha y así, trascendentalmente insatisfecho, procede a ir detrás de su bhava, habiendo tenido un vislumbre de la forma suprema de svarupa-saktyananda, la cual él nunca podría concebir sin ella. Gaura Krishna representa así la culminación de la insatisfacción divina, simultáneamente personificando el rostro más frágil del Absoluto, y a su vez su lado más volcánico. Mientras que Sri Vraja Krishna es considerado como la Suprema Personalidad de Dios, Sriman Mahaprabhu será entonces considerado como la Suprema Personalidad de Krishna. Por lo tanto, este gaura-lila nos enseña una lección de lo más valiosa: nuestra más emponderada perspectiva yace en la tierra de la vulnerabilidad. Y ese es nuestro secreto a voces, ese es el Dios al que adoramos.
Habiendo hablado de su propia vulnerabilidad así como de aquello que lo trajo aquí para resolver su dilema, tal vez esta sea la razón por la que Mahaprabhu eligió explicar el verso atmarama tantas veces, exaltando así las virtudes de la insatisfacción divina y de su alcance último, en la forma de su propio regalo. Por lo que aunque nuestro istadeva debería ser escondido en la más confidencial recámara de nuestro corazón, al mismo tiempo deberíamos calificarnos para exponerle apropiadamente, de una forma que le sea placentera a él y a todos. Raya Ramananda hizo exactamente eso al final de su samvada con Gaura, hasta el punto de que Gaura mismo tuvo que cerrarle la boca ya que Ramananda estaba diciendo demasiado. Por otro lado, Mahaprabhu le dijo a Sanatana Gosvami que fue únicamente por su asociación que él se inspiró en presentar tantos significados del verso atmarama, a lo que Gaura concluyó diciendo que “si alguien se vuelve loco tal como yo, también podrá entender el significado del Bhagavata como yo lo hice”. De esta manera, que Sri Guru y Gauranga nos bendigan a todos para que algún día podamos adquirir la locura requerida para realmente comprender el Bhagavata, esperando sinceramente que Sri Sacinandana llegue algún día a cerrar nuestra boca y nos arroje a su nitya-lila, nuestra tierra de no más retorno.