FEl día de hoy me encuentro en Vrinda Bhumi, una más que interesante experiencia, en especial debido al sadhu-sanga de alta gama que aquí me acompaña: personalidades como Srila Tripurari Maharaja, Srila Atulananda Maharaja y Srila Puri Maharaja, así como un abundante desfile de sadhakas sinceros y entusiastas. Por otro lado, aprecio el hecho de que un espacio como en el que me encuentro se haya fundado con la intención de uno tratar de centrar la propia vida alrededor del sadhana, con todo lo que ello implica. Por lo que a continuación compartiré algunas palabras sobre reflexiones y situaciones acontecidas en dicho entorno estos últimos días, como un intento de reporte introspectivo de cómo elijo vivenciar mi estadía aquí.
Desde ya, está de más decir que oficialmente declarar que deseamos entregar nuestra vida entera al sadhana incluye todo un mundo de implicancias, muchas de ellas desconocidas al momento de pronunciar una frase como esa: más bien, el ocuparnos en sadhana en gran parte implica ir despertando a las implicancias de ese mismo sadhana. En un comienzo, nuestra idea de sadhana, entrega y tantas otras cosas pueden ser desde ya honestas, pero generalmente no muy amplias y flexibles. Luego, al ocuparnos sinceramente en la práctica bajo la guía de alguien superior, dicha combinación nos llevará a concientizarnos de nuestras carencias conceptuales, y así gradualmente obtendremos una realización más realista de qué verdaderamente significa abrazar el bhakti en su etapa de práctica, y cómo dicho proyecto puede volverse la mejor razón para avanzar hacia bhava (la meta última del sadhana), o también para justamente evadir todo lo que un verdadero sadhana implica, todo ello en el nombre del sadhana. Paso a intentar aclarar esto último.
Existen muchas formas en las que podemos consagrarnos superficialmente, todas ellas siendo en verdad variantes de lo que conocemos como “el principio sahajiya”. Aunque este término en verdad no representa insulto alguno y en última instancia nos habla del más elevado amor natural (sahaja) y supramundano (aprakrita) presente en los habitantes de Vraja, en su forma desvirtuada (prakrita) “sahajiya” se refiere básicamente al facilismo espiritual, o el no estar dispuestos a pagar el verdadero precio que la meta de nuestras vidas posee y demanda, “amor barato” en las palabras de algunos sabios. Como ya mencionamos, al comienzo de nuestra práctica puede que no estemos enterados del verdadero precio a pagar, lo cual no significará que necesariamente uno esté negado a pagarlo. Pero para ello, primeramente deberemos estar dispuestos a enterarnos de cuál es dicho costo, y la disposición a enterarnos de ello (lo cual ocurre no de un día al otro, sino de una vida a la otra -y quizás más aún-) constituirá lo que podríamos denominar como “honestidad en la vida de un sadhaka”: mostrarnos (felizmente) abiertos a descubrir cada vez más cuál es el precio real a pagar, cuál es la entrega y la contribución que se espera de nosotros, todo ello desde ya acompañado del concientizarnos acerca de todos aquellos regalos que ya han llegado a nosotros, muchos de ellos impagables en verdad, y cómo dicha gracia nos invita a voluntariamente ofrendar nuestro ser en la dirección apropiada. En otras palabras, no ser sahajiya significará reconocer todo aquello que debo cambiar aún, antes de adentrarme en las esferas de máxima penetración en la trascendencia.
En verdad, aquello que conocemos como “apasampradayas” (expresiones desvirtuadas de una escuela de pensamiento) no serán otra cosa que diversas variantes de este principio de facilismo espiritual. En tales casos, los practicantes no se verán demasiado interesados en reconocer su situación presente, sino que más bien se identificarán de forma abundante y exagerada con la meta última a alcanzar. Srila Tripurari Maharaja compartió estos días un clásico ejemplo suyo a este respecto: si alguien visita un shopping y desea ir al local 108, observará el mapa que indique dónde está dicho local, pero también necesitará un segundo punto de referencia, que es saber localizar donde me encuentro: ambas partes de la ecuación serán totalmente necesarias para emprender nuestro viaje. Ahora bien, esta vez Srila Tripurari Maharaja adhirió una importante observación, que es la que hoy me tiene aquí intentando elaborar sobre tales palabras. Él mencionó que si insistimos excesivamente en saber dónde está el local 108 pero no deseamos de igual forma saber el lugar donde hoy nos encontramos, eso será una expresión sahajiya. Así, el buscar familiarizarnos más de la cuenta con nuestra meta última será una descalificación, si al hacer ello no exhibimos el mismo interés por familiarizarnos con todo aquello que también necesita ser alcanzado y resuelto a corto y mediano plazo.
Este criterio se aplicará al tipo de hari-katha que preferiremos escuchar, a aquella literatura que elijamos estudiar, e incluso a la asociación y refugio que busquemos tomar. Desde ya, esto tampoco implica que estaremos negados a oir acerca de tales tópicos o de repetir debidamente su contenido en apropiado sanga, pues ello representaría el otro lado de la moneda del facilismo espiritual: escaparle al contenido esotérico de nuestra sampradaya e intentar diluir su alcance en el nombre de “no estar calificados”, y mediante una falsa humildad no querer prepararnos para honrar debidamente la máxima expresión de nuestro linaje. Lo que aquí en verdad se señala es el ocuparnos en una exagerada familiarización con semejante realidad. ¿Pero qué sería algo exagerado y algo que no lo es? Eso dependerá de cada caso particular, de la sinceridad propia del practicante, de la experta guía y consejo de sus guardianes, y de todo aquello que de todas formas el tiempo se encargará de mostrar, en caso de uno estar intentando transitar el sendero devocional en un nivel que aún no puede ni debe ser transitado.
El facilismo espiritual puede también verse acompañado de una inmadura subestimación del poder y presencia de ciertos impulsos que muy posiblemente aún moren dentro de nosotros, tales como la lujuria, envidia y orgullo. Aunque al compararlos con la cima teísta de nuestra tradición estos impulsos parecen ser como algo muy básico e inferior, ello justamente no quita que aún parte de tales tendencias nos acompañen, sin muchos deseos de retirarse de nuestra mente. Así, un genuino y humilde aspirante siempre se mantendrá alerta ante tales posibles visitas, incluso aún cuando semejantes anarthas hayan partido del todo del propio corazón. Un famoso caso al respecto es el de Pujyapada B. R. Sridhara Maharaja, quien con sus más de ochenta años e interminable currículum de hazañas espirituales, seguía de todas formas repitiendo que no se consideraba libre de la lujuria, y que por ende se mantenía alerta ante ella. Hoy día en la mañana un hermano espiritual me compartió el testimonio de una conocida personalidad brasileña, famosa por su sacrificio, espíritu caritativo y gran nivel moral: durante su último día de vida muchos de sus seguidores comenzaron a recordar y glorificar sus logros y cualidades, y él inmediatamente los detuvo diciendo ”todavía no he muerto, por lo que aún puedo caer”. Luego de haber dicho ello, partió de este mundo gloriosamente.
De esta forma, debemos conducir nuestra vida, ideales, discurso, sadhana, pruebas y trabajo interno desde la óptica más realista y transparente posible, sin importar qué tan avergonzante pueda parecer por momentos nuestra condición actual, sin desanimarnos por qué tan inconfesable sea nuestro presente estándar, o qué tan poco merecedores nos sintamos del refugio de la gracia divina. Una y otra vez debemos recordar que incluso si pusiésemos a todas nuestras descalificaciones juntas en un mismo sitio, nada de ello podrá compararse con la potencia e influencia de una gota de genuina gracia divina: y dicha gota solo podrá tocarnos en la medida en que estemos ante todo dispuestos a reconocer dónde nos encontramos hoy, dónde querríamos estar mañana y dónde aspiramos llegar en la eternidad. Si todo ello no es debidamente ordenado dentro de nuestras mentes y proyecto devocional y más bien incurrimos en algunas de las variantes de facilismo espiritual aquí mencionadas, nuestro brillante futuro quizás se vea innecesariamente manchado o al menos demorado, por lo que todo serio buscador de la verdad deberá tomarse muy en serio este punto, y desde allí cuidar su emprendimiento espiritual con la máxima atención, introspección y humildad.