Contemplación Semanal # 74 / ¿QUÉ TANTO EN VERDAD ENTENDEMOS LA COMPASIÓN?

En la Contemplación Semanal previa intentamos sanamente cuestionarnos nuestro nivel y alcance a la hora de enfrentar el principio de la justicia divina. Brevemente allí también mencionamos cómo de no comprender debidamente este principio básico, mucho menos podremos abordar un elemento aún más elevado (y por ende complejo) como lo es la intervención o gracia divina. De esta forma, con la esperanza de que el lector ha hecho su tarea durante esta pasada semana en relación al karma, el día de hoy compartiremos algunas líneas, volviéndonos a cuestionar saludablemente qué tanto entendemos la compasión. 

Como ya explicamos previamente, el karma no deja de representar una forma de compasión, en el sentido de que encarna una agencia de justicia incorruptible en donde cada cual recibirá únicamente aquello que realmente merece, pero todo ello se dará en el marco de una experiencia idealmente educativa, en donde la persona (aparentemente castigada o recompensada de acuerdo a su mal o buen karma) estará en verdad siendo instruida sobre principios superiores que le permiten adoptar un modo de vida más y más cercano a la trascendencia. Y al hablar de trascendencia, necesariamente debemos hablar de gracia divina y, por ende, compasión.

En términos estrictamente espirituales, el Absoluto es, debido a su propia naturaleza inconmensurable y suprema, una entidad imposible de alcanzar por nuestros propios medios. Así, dependemos en todo momento de su propia voluntad en desearse revelar ante nosotros, mientras que por nuestra parte de todas formas seremos inspirados a cultivar un determinado humor favorable a dicha gracia, a modo de atraer semejante regalo que, una vez recibido, nos confirmará una y otra vez que, más allá de todo lo que podamos hacer, la profundidad y amplitud del mismo siempre seguirá superando nuestros más impensados esfuerzos. Pero habiendo corroborado ello, no podremos más que intentar esforzarnos al menos un poco más, quedando conmovidos por la integridad y nobleza de la misericordia sin causa recibida.

Y siendo que hoy también se celebra la sagrada aparición de Sri Balarama, esta conversación intenta alinearse con todo lo que él representa, o al menos con una de sus principales facetas para el aspirante al bhakti: su rol como aquel que encarna la más generosa distribución de aquello que jamás podremos merecer. “Balarama” se refiere a aquel que experimenta placer (rama) en exhibir su poderío (bala). ¿Y en qué reside semejante fuerza? Pues la única fuerza que en última instancia es verdaderamente placentera será la fuerza que nos permite actuar tal como se espera de nosotros: el poder para llegar a hacer lo que es correcto a cada paso. No es de extrañar entonces que Sri Baladeva corporifica a la expresión original de Sri Guru, quien encuentra su más desmedida expresión de compasión en el contexto del Gaura lila, en donde Balarama aparece como el más magnánimo Nitaicandra, entregando el más elevado tesoro a aquellos que especialmente menos lo merecen. Así, hoy es todo un día de celebración.

Habiéndonos vuelto objeto de la compasión divina, se esperará de nosotros que naturalmente logremos expresar eso mismo en nuevas direcciones, extendiendo así el contacto recibido a otras almas que de igual manera lo necesitan. Ahora bien, que a nuestra vida haya llegado el más elevado tipo de compasión, no significa que a partir de allí estaremos limitados a solo expresar ese tipo de compasión en una determinada forma estereotipada, condenando toda otra forma de compasión “inferior”: en verdad, una compasión más profunda de compasión incluirá dentro de sí expresiones más rudimentarias de esa misma virtud.

Por citar un ejemplo práctico, si he comprendido que el más elevado regalo es dado de un alma a otra alma en conexión con aquel conocimiento que nos permitirá establecer nuestro vínculo eterno de amor divino con Dios, no necesariamente tendré que pensar que si alguien está hambriento no tengo por qué reaccionar ante ello, siendo que dicha compasión aliviará el dolor del otro por unas horas simplemente. No. Que estemos abocados a otorgar de la mejor manera un “regalo eterno y permanente” (en la forma de conocimiento espiritual) no significará que debamos negligenciar otras formas más relativas de compasión, cuando la circunstancia lo requiere. En una ocasión un discípulo comentó a Srila Sridhara Maharaja que “cuando veo personas hambrientas en la calle, por momentos me aflijo ante su condición”. La idea implícita aquí es que supuestamente no deberíamos conmovernos ante ello, siendo que dicha circunsctancia material es el karma del otro, y uno supuestamente está abocado a interferir con dicho karma pero únicamente de la forma “más elevada” (otro posible punto de fuga para nuestro ego). En respuesta a ello, Srila Sridhara Maharaja le respondió: “¿y por qué solo a veces es que te afliges?”.

Otro punto importante a considerar es que si deseo compadecerme de alguien en el nivel que sea, debo ser muy cuidadoso de no parcializarme en dicho acto, pues ello sabotearía de inmediato la idea misma de lo que la compasión representa. Por ejemplo, si una persona está tratando violentamente a otra, quizás decido exhibir compasión para con el damnificado, pero ¿por qué no también compadecerme de la ignorancia que lleva al otro a maltratar al damnificado? Desde la óptica adecuada ambos serán damnificados, e incluso aquel que maltrate posiblemente sea un mejor candidato para recibir “aquello que uno menos se merece”. Repito, si no comprendemos del todo el karma, comprender el principio de la compasión será aún más desafiante.

Compasión habla de algo totalmente inmerecido, por lo que la misma estará igualmente dispuesta en ambas direcciones: con la víctima como con el victimario. Estrictamente hablando, ambas partes serán víctimas y por ende ambas partes necesitarán de compasión para ser redimidas, aunque desde ya la forma que la compasión tome podrá variar de acuerdo a la circunstancia y necesidad personal de cada caso. Pues si deseamos alcanzar las más elevadas cumbres del amor divino, sí o sí tendremos primero que pasar por todas sus etapas preliminares, siendo la compasión una de ellas.

De hecho, en nuestra altamente desarrollada teología del krishna-bhakti el elemento compasivo representa algo considerablemente inferior en comparación con la experiencia última del bhakti-rasa (sagrado arrobamiento extático). En el plano último nadie estará sufriendo (al menos en la forma en que entendemos el sufrimiento en este plano), por lo que no habrá allí necesidad de exhibir compasión alguna. Al mismo tiempo, esto no significará que no habrán allí ningún tipo de necesidades: por el contrario, siendo que la tierra del amor se encuentra en una continua e interminable expansión, la misma experiencia amorosa eterna proporcionará perfecta satisfacción y a su vez un paradójico sentimiento de siempre necesitar más. De esta forma, uno será invitado a una vida eterna de contribución y servicio en relación a ese “más”, el cual se volverá cada vez más. Pero para algún día arribar a semejante esfera, necesitaremos atravesar primeramente muchas otras puertas, una de las más fundamentales siendo la de la compasión.

Hoy es un día de celebración, porque justamente recibimos la posibilidad de dirigir toda nuestra atención hacia cómo el principio de la máxima compasión opera y desciende desde lo más alto, extendiéndose hasta nuestra pequeña situación presente en la forma de Baladeva, Nityananda, Sri Guru y los santos. Todas estas personalidades concentran dentro de sí la esencia misma de la real compasión, una gracia indiscriminada que se esparce en todas las direcciones, buscando la mejor forma de agraciar a cada átomo en su camino. Está en nosotros aceptar dicho viaje, y está en nosotros extender dicha experiencia debidamente, con la misma imparcialidad que ha llegado a nuestra vida.

1 Comment

  1. Sin palabras por esta incansable transmisión compasiva que sigue compartiendo haciendo recordar y recapitular en un día tan especial como hoy. Muy agradecida y agraciada por tan inmerecidos regalos a intentar reciprocar. Dandavats. Todas las glorias a Sri Baladeva, el Maestro Original Ki! =)

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