Parte 9 de una serie de once capítulos por Swāmī Bhakti Praṇaya Padmanābha publicados originalmente en The Harmonist
Aunque ya hemos explicado por qué a alguien como Ṭhākura Bhaktivinoda se le ocurriría y enseñaría la idea del bhaktiinherente (a pesar de la abrumadora evidencia escritural de lo contrario), no hemos sondeado del todo el alcance de sus profundidades. En este artículo intentaremos ampliar este tema, mostrando cómo este tipo de ajustes estaban presentes incluso antes de los tiempos de Mahāprabhu, y también analizaremos más a fondo los impedimentos psicológicos para nuestra aceptación de este conocido fenómeno en torno a las estrategias de enseñanza.
Para empezar, haríamos bien en invocar en este contexto dos términos importantes acuñados por el mismo Ṭhākura—sāragrāhī y bhāravāhī. Mientras que el primero se refiere al espiritualista que busca la esencia, el segundo literalmente significa “portador de cargas pesadas”. Un bhāravāhī se identifica con una tradición espiritual particular, pero su compromiso e identificación no se expresan en relación a su esencia sino principalmente con sus aspectos externos, los cuales se diferencian de los de otros caminos. Estas son las personas que son incapaces de aceptar que uno de sus gurushaya utilizado apasiddhānta (o, mejor dicho, “siddhānta provisional”) como una estrategia para llegar últimamente a la siddhānta correcta. Su estructura emocional les dice que esto es totalmente inaceptable, porque implicaría minimizar y des-absolutizar a nuestros pūrva-ācāryas. O en el peor de los casos, ellos tienen miedo de reconocer esto porque pensarán que Bhaktivinoda mintió o engañó a sus seguidores. Como no pueden concebir esto, acusan a cualquiera que presente una teoría como el bhakti no inherente de este mismo defecto. Pero quienquiera que afirme ser miembro sustancial del Bhaktivinoda parivāra debe estar preparado para exhibir el tipo de pensamiento dinámico que mostró el mismo Ṭhākura, especialmente cuando se trata de temas controvertidos que requieren profundidad y madurez—necesitamos convertirnos en Vaiṣṇavas sāragrāhīs.
Como ya hemos explicado, es posible que a un ācārya llegue a una novedosa realización. Pero para que esta sea auténtica, no debe contradecir ninguna contribución anterior de los ācāryas; más bien debe ser una extensión natural de esta revelación. Si la realización de un ācārya va en contra de la enseñanza fundamental de nuestros pūrva-ācāryas y śāstra-gurus, entonces debemos emplear una metodología diferente para su análisis y comprensión[i], tomándola como una estrategia de enseñanza que trata de nutrir el progreso de uno sin crear perturbaciones innecesarias que serían resultado de nuestra actual falta de capacidad para comprender posibilidades más profundas. Este principio clásico de estrategia en la enseñanza fue enunciado claramente hace miles de años por el mismo Śrī Kṛṣṇa en el Gītā:
Para no perturbar la mente de las personas ignorantes apegadas a los resultados fruitivos de los deberes prescritos, una persona instruida no debe inducirlos a dejar de trabajar. Más bien, al trabajar con espíritu de devoción, debe ocuparlos en todo tipo de actividades [para el desarrollo gradual de la conciencia de Kṛṣṇa][ii].
En otras palabras, un partícipe de la verdad no debe hacer cambios drásticos y abruptos en las creencias de las personas si ello puede amenazar su desarrollo interior progresivo[iii]. En cambio, él o ella debe ajustar las creencias existentes de la audiencia de manera que aumente gradualmente su fe y perspectiva divinas, ya que para las personas es difícil renunciar a sus antiguas creencias y hábitos. Las personas en este mundo poseen diferentes naturalezas, principalmente influenciadas por sattva (inteligibilidad), rajas (activación) o tamas (restricción). Para acomodar todas estas disposiciones psicológicas, Vyāsa escribió dieciocho Purāṇas que se dividen de acuerdo con las tres guṇas. Estos Purāṇas adoptan como principal una de estas tres perspectivas para dirigirse en cada caso a la psique correspondiente. Así que, aunque todos los Purāṇas fueron compilados por el propio Vyāsa, no dan el mismo nivel de conocimiento; uno tiene que emplear considerable discriminación para alcanzar el conocimiento más elevado. Cada Purāṇa es dirigido a un tipo diferente de adhikārī, y aun el único propósito de cada uno de estos es elevar gradualmente a todas las personas y llevarlas al nivel del Bhāgavata, el amala (inmaculado) Purāṇa. Si esto no es una estrategia de enseñanza, ¿qué es entonces? Otro ejemplo con respecto a la estrategia de Vyāsa se encuentra en el Bhāgavata, en este caso con respecto al Mahābhārata y al Bhagavad-gītā:
Tu amigo, el gran sabio Kṛṣṇa-dvaipāyana Vyāsa, ya ha descrito las cualidades trascendentales del Señor en su gran obra el Mahābhārata. Pero toda la idea es llamar la atención de la masa de personas hacia las descripciones de Śrī Kṛṣṇa, incorporándolas en el marco de los temas mundanos[iv].
Este famoso verso implica que no todas las declaraciones del Mahābhārata pueden tomarse en un sentido absoluto. Uno debe corroborar si las mismas se ajustan a los principios expuestos en el Bhāgavata, el fruto maduro del árbol del conocimiento védico. Esto se debe a que el Mahābhārata es para personas menos inteligentes, y el Bhāgavata es para los más inteligentes—nirmatsarāṇām. En realidad, toda la sección karma-kāṇḍa de los Vedas (que es aproximadamente el 75 por ciento del texto completo), que es compilada por Vyāsa, es parte de una técnica de enseñanza. Alguien que no esté inclinado a servir directamente a Bhagavān es animado a adorar a diferentes dioses como supremos y, por lo tanto, a participar en rituales fruitivos, cuyo resultado final no es el fruto material deseado en sí mismo, sino un nivel superior de fe en el śāstra. Esta fe se adquiere luego de uno darse cuenta de que las declaraciones śāstricas, cuando se siguen y aplican correctamente, realmente funcionan. Así, el canon védico lleva gradualmente a sus seguidores al 25 por ciento restante de su contenido—las secciones metafísicas de los Upaniṣads, en donde se encontrarán consejos de nivel superior[v]. Por lo tanto, si hay una gradación incluso en la escritura de Vyāsa, la encarnación literaria de Dios, ¿qué hablar en la divulgación de otros ācāryas? A ningún distribuidor genuino del bhakti se le puede negar el derecho a aplicar este principio.
Con respecto al Bhāgavata mismo, encontramos un ejemplo similar en relación con uno de sus comentaristas más antiguos, Śrīdhara Swāmī, quien fue extremadamente venerado por aquel que personificó al Bhāgavata en su máximo grado: Śrīmān Mahāprabhu[vi]. Aunque su comentario era el favorito de Gaura, ācāryas como Jīva y Sanātana Goswāmī no aceptaron todas las aseveraciones de Śrīdhara Swāmī como siddhānta. La razón es que él agregó algunos conceptos de Advaita Vedānta en sus escritos, solo para atraer a los seguidores de Śaṅkara a la filosofía del Bhāgavata. Esta táctica es conocida como baḍiśa-āmiṣa nyāya, utilizar una carnada para atraer los peces. Siguiendo el veredicto de Śrī Caitanya sobre Śrīdhara Swāmī, deberíamos aceptar todo lo que él escribió. Sin embargo, parecería que nuestros Goswāmīs desatendieron las palabras de Mahāprabhu y rechazaron a Śrīdhara Swāmī. Pero ese no es el caso: nuestros Goswāmīs entendieron que las declaraciones monistas de Śrīdhara Swāmī eran simplemente una técnica de difusión, por lo que las descartaron, pero al mismo tiempo aceptando y venerando sus conclusiones devocionales. Cuando se utiliza carnada, el propósito no es dar de comer a los peces sino atraparlos. De manera similar, estas presentaciones mixtas no son para nutrir a la parte contraria, sino para atraerlos o mantenerlos en el sendero del bhakti.
Incluso vemos abundantes ejemplos de estas técnicas en la vida misma de las propias manifestaciones de Bhagavān: como Gaura avatārī mismo, Śrī Caitanya aceptó la orden de renuncia de Keśava Bhāratī, un sannyāsī de la Śaṅkarasampradāya, con el propósito de recibir una atención particular de su audiencia. El Señor Buda es otro ejemplo de alguien que aplicó la estrategia en su divulgación: aunque él es Dios mismo, promovió el ateísmo y rechazó los Vedas para proteger de cometer ofensas a aquellos que los malinterpretaron. Como Śaṅkarācārya, Mahādeva Śiva quería que los budistas ateos volvieran a los Vedas, por lo que actuó de manera similar al entregar su confuso Advaita Vedānta. En realidad, cuando las masas están demasiado apegadas a las actividades mundanas pueden pasar siglos antes de que se revele realmente la verdadera intención de un predicador. En aras de la difusión, es posible que un predicador tenga que ocultar la siddhānta real, como en los ejemplos que se mostrarán a continuación.
Entonces, ¿nos mintió el ācārya? ¿Vyāsa fue un engañador? ¿Buda y Śaṅkara fueron agentes engañosos en última instancia? No. Ellos tuvieron que ocultar ciertos aspectos de la verdad ya que su audiencia aun no estaba lista para ello. Fueron como una madre que técnicamente le miente a su hijo diciéndole que una cigüeña lo dejó caer por la chimenea. En un sentido sustancial, ella en realidad protege a su bebé al brindarle una versión digerible de una verdad más profunda que desde ya espera que eventualmente conozca.
Pero si esto no es suficientemente convincente, compartamos algunas estrategias de diseminación adicionales de nuestra fuente escritural más importante y manifestación literaria de Dios, el Bhāgavata:
- Considerando la variada audiencia que tiene en frente, Śukadeva Goswāmī en ocasiones enfatiza prácticas diferentes al bhakti. Por ejemplo, él ensalza las virtudes del sistema de yoga (11.14), jñāna (11.28) y saṅkhyā(11.24). Además, por ejemplo, en el primer capítulo del segundo canto, considerando la capacidad de la audiencia, Śukadeva recomienda la meditación en el viśva-rūpa[vii].
- Al comienzo del Govardhana līlā (Bhāgavata 10.24.13-23) y con la intención de ensalzar las glorias de Govardhana, Śrī Kṛṣṇa introduce diferentes filosofías como Karma-mīmāṁsā y el Saṅkhyā ateo al convencer a Nanda de cancelar el Indra pūjā.
- Al final del Bhāgavata, Śukadeva parece instruir a Parīkṣit antes de su muerte para que se absorba en Brahman de esta manera: “Cuando se rompe una vasija, la porción de cielo dentro de la vasija se convierte en elemento del cielo como antes. De la misma manera, cuando mueren los cuerpos denso y sutil, la entidad viviente se convierte en Brahman como antes… ‘Yo soy ese Brahman, el estado supremo del ser. Brahman soy yo, la posición suprema’. Considerando esto, debes ubicarte en el Brahman desprovisto de upādhis. No verás a Takṣaka mordiéndote el pie con fuego y veneno y lamiéndolo con la lengua. No verás a tu cuerpo ni al universo como separados de Brahman” (Bhāgavata 12.5.5, 12.5.11-12).
Para resolver este misterioso acertijo, Viśvanātha Cakravartī introduce este capítulo parafraseando a Śukadeva en su comentario al verso 1 de una manera única:
“Siendo que he revelado el mayor secreto, no me he vuelto tan querido por el Señor. ¿Qué debería hacer ahora? He terminado de escribir el Purāṇa. Que así sea. Ahora intentaré ocultar el gran secreto del bhakti. Alguien puede mostrar impetuosamente una gran joya secreta a todo el mundo y luego, considerando el asunto, esconderla en una caja y colocarla en su bóveda de tesoros. Luego tal persona mostrará otra joya, elogiándola como la joya definitiva. Por lo tanto, ahora le enseñaré jñāna a Parīkṣit para que la gente piense: ‘Śukadeva está enseñando jñāna a Parīkṣit’. Por la influencia de la māyā del Señor, ellos pensarán que jñāna es lo supremo y que bhakti es sólo un medio para alcanzar jñāna. Además, pondré a prueba el desarrollo del bhakti en mi discípulo Parīkṣit al enseñarle jñāna. Los sabios deben saber que esta prueba tiene el propósito de anunciar al mundo la firmeza del bhakti de Parīkṣit”.
“Finalmente, produciré un trabajo que incluirá enseñanzas de jñāna, el cual será como Mohinī avatāra, con diferentes caras para diferentes personas, de modo que los demonios no puedan beber el néctar del bhakti. Al enseñar sobre jñāna, primero pronunciaré palabras con un significado y luego indicaré otro significado marcado con bhakti-rasa para complacer a los devotos. Y luego, al hacer esto, haré que todos los elementos del jñāna que son desfavorables para el bhakti sean favorables para el bhakti, al incluirlos en el bhakti”[viii].
Como hemos visto a través de los ejemplos antes mencionados, un agente empoderado puede hablar siddhāntaprovisional y al mismo tiempo entregar la siddhānta: en un sentido, la siddhānta también implica involucrar a las jīvascondicionadas en el proceso de purificación gradual (y la persona que la entrega conocerá la siddhānta real y tendrá la intención de llevar a su audiencia en esa dirección de forma gradual). Pero así como se puede llevar a una persona a la siddhānta a través de alguna apasiddhānta aparente, también se puede, en el nombre de presentar la siddhānta, estar promoviendo apasiddhānta. Puede que nos guste pensar que un devoto puro no puede equivocarse (y no lo está si se encuentra rendido a Kṛṣṇa). Pero si él o ella dice algo “diferente” en el contexto de la divulgación, ello no puede considerarse como una falta en absoluto. ¿Y cómo sabemos que algo es en realidad una técnica de difusión? Porque si un ācārya dice algo que contradice nuestra siddhānta, esa es la única opción. De lo contrario, tendríamos que considerar que él o ella se ha desviado, promoviendo una apasiddhānta real: y esto idealmente no debería ser una elección[ix]. Pero si en lugar de aceptar esto tratamos de alterar nuestra siddhanta original, sin aceptar que un ācārya particular pudo haber cometido un aparente error o establecido una estrategia de enseñanza, entonces lo que hacemos pertenece a una categoría completamente diferente: es un perjuicio en contra de la sampradāya.
Si alguien no puede aceptar que un sādhu puede haber presentado una estrategia de enseñanza, podemos llevar este argumento aún más lejos: de la historia de la Gauḍīya sampradāya se desprende claramente que uno puede autorrealizarse y no estar completamente informado sobre cada detalle de su teología, mientras que uno puede estar completamente informado sobre todos esos detalles y no ser plenamente autorrealizado. Ejemplos de esto son los muchos grandes devotos que se unieron a Śrīmān Mahāprabhu y lo amaron incluso antes de que la filosofía ortodoxa de la sampradāya fuera completamente implementada. Algunos de ellos vinieron del Advaita Vedānta y cargaron con estas ideas hasta que fueron corregidos (lo que se encuentra en algunos de los poemas ofrecidos a Mahāprabhu a través de Svarūpa Dāmodara); otros expresaron gaura-nāgara-bhāva; y así sucesivamente. En otras palabras, a algunos de los grandes devotos se les enseñó la teología después de haber obtenido bhāva. Aunque la regla general es animar a todos a aprender los detalles de la teología Gauḍīya, existe la posibilidad de tales excepciones a la regla.
En la siguiente y penúltima parte de nuestra serie, nos acercaremos a nuestra conclusión examinando el samādhi tanto de Vyāsa como de Śukadeva (autor y orador del Bhāgavata, respectivamente) y cómo el mismo se conecta con el concepto de adhikāra, o elegibilidad, el cual es un aspecto crítico tanto de la práctica como de la comprensión, así como de la difusión de las enseñanzas fundamentales del Gauḍīya Vedānta.
Continuará.
Notas:
[i] Para un ejemplo claro de esto, vea https://harmonist.us/2020/07/the-whys-and-hows-of-a-nitya-navadvipa-part-3.
[ii] Bhagavad-gītā 3.26
[iii] A este respecto, al comienzo del Gītā, Śrī Kṛṣṇa inspira a Arjuna a cumplir con su deber (2.47–48). Y luego, al concluir el Gītā, le instruye que abandone todo deber (18.66). La idea aquí es la misma: diferentes niveles de instrucción relativos a diferentes niveles de avance.
[iv] Śrīmad Bhāgavatam 3.5.12
[v] Véase el Bhagavad-gītā 2.45. Kṛṣṇa le dice a Arjuna cómo los Vedas tratan principalmente con las tres guṇas, y luego le instruye a trascenderlas (lo que también implica trascender esa porción principal de los Vedas relacionada principalmente con karma-kāṇḍa y las guṇas).
[vi] Mahāprabhu dijo acerca de Śrīdhara Swāmī: “Él es el maestro espiritual del mundo entero, porque por su misericordia podemos comprender el Bhāgavata. Por lo tanto, yo lo acepto como maestro espiritual. Aquel que comente sobre el Bhāgavata siguiendo los pasos de Śrīdhara Swāmī será honrado y aceptado por todos” (Caitanya-caritāmṛta 3.7.133, 3.7.135).
[vii] Véase el comentario Sārārtha-darśinī de Viśvanātha Cakravartī a los versos 2.1.5, 2.1.15 y 2.1.23.
[viii] Para un análisis más detallado de estos versos del Bhāgavata, véase el Tattva-sandarbha 52.
[ix] De forma similar al principio de la técnica de divulgación y a cómo entender las palabras de un ācārya, es bien sabido que siempre que el significado principal (mukhya-vṛtti) de una declaración de las escrituras sea inapropiado, debe haber un significado secundario (gauṇa-vṛtti) implicado, puesto que las declaraciones de las escrituras, siendo apauruṣeya y por lo tanto libres de defectos, no pueden carecer de sentido. Por ejemplo, en el Bhagavad-gītā 18.4, Śrī Kṛṣṇa se refiere a Arjuna como “tigre entre los hombres” (puruṣa-vyāghra). En su sentido principal, la palabra “tigre” se refiere a un animal feroz con garras y colmillos. Ciertamente Arjuna no era tal animal, pero como las palabras de Śrī Kṛṣṇa no pueden carecer de sentido, surge la necesidad de una interpretación figurativa de puruṣa-vyāghra. Aquí, la frase es una metáfora en la que Kṛṣṇa llama a Arjuna tigre solo para indicar su valor y destreza como guerrero. Por lo tanto, si bien aceptar estas palabras literalmente conduciría a confusión y contradicción, rechazarlas rotundamente puede llevar al desprecio por el apauruṣeya-śabda, de ahí la necesidad de alguna interpretación específica, lo cual también se aplica a las palabras de los ācāryas que no coinciden plenamente con la siddhānta de su sampradāya.