Establecer la posición del guía espiritual no es tan fácil como puede parecernos. De hecho, guru-tattva representa el más complejo y delicado departamento dentro de todas las verdades espirituales disponibles. Si lo comprendemos y aceptamos desde el lugar correcto, el principio de Sri Guru concederá todas las bendiciones que estaremos necesitando (y más aún) pero de no ser debidamente abordado, este mismo tattva, habiendo sido malinterpretado y aceptado fuera de su debido contexto, podrá volverse la causa de la mayor de nuestras aflicciones. Así, a la hora de hablar de nuestro guru, no estará de más hacernos (quizás por enésima vez) la siguiente pregunta: ¿quién es nuestro guru realmente?
Aunque tal interrogante debería ser realizado por todo discípulo saludable y progresivo, este tipo de cuestionamiento suele principalmente darse cuando un discípulo experimenta que su tutor espiritual no se encuentra a la altura de las circunstancias que inicialmente se esperaban. En tales instancias, y en caso de que tales casos sean realmente ciertos (y no una mera excusa del estudiante por rechazar indebida e innecesariamente a su maestro), lo que suele ocurrir es que el discípulo suele sentirse arrojado a un turbulento y desconcertante limbo, en donde no se sabe si sigue habiendo guru o no, si sigue existiendo refugio o no, y en donde uno se cuestiona qué medidas tomar para seguir adelante en su práctica, sin perder la misericordia divina. Ante estos cruciales interrogantes, es ante todo importante comprender los dos siguientes puntos, que representan el fundamento mismo de la agencia de guru-tattva:
- El guru original (samasti) es Dios mismo actuando dentro del corazón de cada uno, mientras que aquellas figuras que actúan como representantes de semejante guru son considerados como extensiones microcósmicas (vyasti) del guru macrocósmico original, Sri Krishna.
- Pese a que por un lado Sri Guru es saksat-hari (directamente Dios), él/ella es al mismo tiempo una entidad individual que personificará un tipo de amor por Dios, lo cual se volverá eventualmente la meta de la vida para quien siga a dicha persona.
Ahora bien, si enfatizamos demasiado el primero de estos dos puntos (Sri Guru es Dios -y no tanto un individuo-), concebiremos al guru únicamente en términos de Dios y no de amor por Dios, y siendo que la meta de nuestras vidas es amor por Dios (y no meramente “Dios”), perderemos la oportunidad de asociarnos con el más sagrado principio de la devoción pura, corporificado en la figura de aquellos sadhus que llegan para bendecir nuestra vida y tallar nuestro horizonte espiritual mediante los bhakti-samskaras que su asociación nos proveerá. Por otro lado, si enfatizamos demasiado el segundo de estos dos puntos (Sri Guru es un individuo -y no tanto Dios-) correremos el peligro de incurrir en antropomorfismo, idolatría y fanatismo, adorando a la figura humana del guru junto con sus respectivas características relativas, y no tanto al bhakti que en verdad le hace ser quien es. Pues como aspirantes a bhaktas buscamos adorar el bhakti, y no tanto a una entidad siendo separada del bhakti que tenga, o en todo caso del bhakti que puede llegar a tener como potencial. Así, sea un caso o el otro, debemos ser cuidadosos y balanceados a la hora de acercarnos a Sri Guru, sin extremismos emocionales (ni conceptuales) de por medio.
Retomando nuestro tema central, alguien puede entonces preguntarse, ¿qué hacer si la propia fe en Sri Guru se ha visto considerablemente dañada por razones entendibles e inevitables? ¿debe uno cambiar o no cambiar de guru, etc.? Ante todo debemos establecer que si alguien acepta a Dios como la Realidad Última y lo busca sinceramente, a partir de dicho momento Bhagavan tomará dicho rol (el de guru) de forma activa dentro de nuestros corazones, y dicho guru dará el impulso para buscar en una dirección u otra, revelando así eventualmente al guru “externo”, quien aparecerá ante nosotros en la forma de uno o más sadhus. Idealmente, una crisis de fe no debería llevarnos a considerar que ya no necesitamos un guru, y que “con Dios en el corazón alcanza”: pues si nuestra búsqueda por Dios es real entonces no solo le buscaremos a él sino que buscaremos amarle en una forma puntual y específica, y para responder a semejante anhelo Dios mismo se manifestará ante nuestras vidas en la forma de uno o más sadhus que constituyan una forma condensada de ese tipo de amor que anhelamos.
De esta forma, solo existirán nuevas manifestaciones de un mismo Guru Supremo, de un mismo principio inagotable que siempre es, fue y será una única Verdad Absoluta indivisible y no dos, tres o cuatro, la cual aparecerá en nuestras vidas de acuerdo a la necesidad del momento. Krishna como Guru interno nunca permitirá que ningún buscador sincero vea su búsqueda acabada o frustrada, pero para ello nosotros debemos ser maduros y dinámicos en nuestro viaje. Quizás originalmente idealizamos el principio de Sri Guru representado de forma exclusiva en un determinado individuo, y si con el tiempo ello no supo resultar como lo esperábamos, no deberíamos pensar “si no es con él/ella, no es con nadie”, o rápidamente abandonar el sendero debido a ello. Pese a lo difícil de tal prueba, debemos recordar que Sri Guru sigue existiendo en su forma original e incontenible (akhanda-guru-tattva) y dicha agencia continuará haciendo los arreglos para que todo aspirante sincero continúe avanzando hacia la meta.
En otras palabras, el guru interno no permitirá que nadie deje de avanzar hacia la meta, y el buscador genuino no permitirá que nada (ni nadie) le detenga en su progreso hacia dicha meta. Siendo que la primera de estas dos partes siempre estará allí de modo infalible, nos toca a nosotros asegurarnos de estar cumpliendo con la segunda parte, con aquel elemento que nos corresponde a nosotros como buscadores genuinos. Estrictamente hablando, el guru no ha sido ni podrá ser cambiado: únicamente su presentación externa puede variar, pero el principio sustancial sigue siendo el mismo. El discípulo debe reconocer dónde se encuentra su guru ahora, dónde dicho principio sagrado se está revelando de forma real y permanente. Si nos mantenemos con este deseo de seguir avanzando hacia el logro de Bhagavan, nada ni nadie podrá detenernos. Y para lograr dicho entusiasmo y avance, necesitamos sentir que estamos recibiendo dicho ímpetu del guru que hemos aceptado pues de otra forma, quizás ande algo mal en nosotros como discípulos o en la figura de nuestro preceptor, y en el último de estos casos deberemos entonces refugiarnos en alguien que nos otorgue la fuerza necesaria para salir adelante. Como Srila Sridhara Maharaja dijo (cuando alguien le preguntó quién debía ser el guru más importante para uno): “Tu guru más importante es aquel que más te está ayudando (a realmente avanzar hacia la meta última)”.
Al quedar excesivamente apegados a una manifestación física en particular del guru, corremos el peligro de incurrir en idolatría de nuestra parte, así como de vernos explotados de diversas formas si las condiciones externas no son propicias. Algo importante a comprender aquí es que un guru no es el dueño de su discípulo: un guru es un sirviente de su discípulo, un sirviente del sraddha (fe) del discípulo, por lo que si la fe del estudiante no está fructificando, el mismo guru debería hacer los arreglos para que su estudiante renueve su fe, ya sea con su persona o bajo la guía de otro Vaisnava calificado. La relación entre guru y discípulo es siempre voluntaria y libre, basada en la mutua confianza y el afecto natural entre ambas partes. No es algo forzado en ninguna dirección, sino idealmente debería representar el más espontáneo de todos los vínculos.
Así, antes de considerar a un individuo nuestro guru, primero debemos hacer de Bhagavan nuestro guru, comprender esto: él es jagat-guru, y él hará los arreglos para manifestarse siempre en nuestra vida si así lo deseamos, y nos dará la inteligencia para reconocerle acorde a nuestro grado de sinceridad. Si oramos genuinamente por todo ello, no habrá lugar a dudas en nuestros corazones. De esta forma, quizás la forma externa del guru cambie, pero el guru sigue estando allí. Y eventualmente nuestra conciencia debe crecer al punto de percibir a Sri Guru en todas partes, hasta que llegue aquel día en donde entraremos a la “tierra de gurus”, en las palabras de Srila Sridhara Maharaja.
Rechazar a Sri Guru es sin duda alguna una ofensa delicada, pero debemos recordar: rechazar a Sri Guru significa rechazar aquello que va en contra de los designios pronunciados por Bhagavan mismo. Si por otro lado algunas personas nos instruyen a actuar en contra de los principios revelados en el sastra y a través de los sadhus, desobedecer ello no representará aparadha, tal como cuando Bali Maharaja desobedeció a su guru Sukracarya, quien le aconsejó que no diese caridad a Vamanadeva. Así, si las palabras del preceptor no apuntan a nutrir nuestro bhajana sino lo opuesto, el uno abandonar ello no representará ofensa alguna, ni tampoco un abandono del principio de Sri Guru: y pese a que Sukracarya maldijo a Bali por esto a perderlo todo, vemos cómo él, por haber obrado debidamente, no perdió nada sino que más bien lo ganó todo. De más está decir, cada una de estas palabras han de ser tomadas cuidadosamente y aplicadas con extrema honestidad, jamás tratando de utilizarlas para justificar lo injustificable.
Por momentos ciertas figuras supieron brindarnos instrucciones, ejemplo y beneficio durante largo tiempo, pero en ciertas ocasiones dichas fuentes, por una razón u otra, no logran mantenerse en una dinámica que nutra la fe de sus seguidores maduros. En tal caso y con pleno respeto, uno puede tomar una sana distancia habiéndose probablemente graduado de dicha clase, y orando por recibir guía en el nivel de progreso en el que uno se encuentre por gracia de Krishna (nunca por mérito propio). Como resultado a ello, ese mismo Gurudeva vendrá en otra forma para enseñarnos en un nivel más avanzado, acorde a nuestro adhikara y sed de servicio. No debemos ser sadhakas débiles y mediocres, echándonos a morir ante las calamidades que lleguen a nosotros. Debemos tener profunda esperanza y una fe muy concreta: “Sri Guru como Bhagavan nunca me abandonará, y si mi deseo por amarle es real, él tendrá que aparecer de una forma u otra”.
En el caso en donde el preceptor previo de uno no cumplió con sus compromisos como guía y no se muestra dispuesto a seguirlo haciendo, uno debe estar tranquilo, sabiendo que las personas afectadas serán debidamente recompensadas para continuar su progreso con renovado entusiasmo. El siguiente ejemplo es dado a este respecto: un vendedor de enciclopedias visita nuestro hogar y nos convence para que adquiramos una colección, y nosotros le pagamos pero él nos menciona luego nos llegará la enciclopedia a nuestra casa. Al pasar los días y no recibirla, caemos en cuenta de la estafa y nos contactamos directamente con la agencia central. Al ellos caer en cuenta que uno de sus agentes no les representó apropiadamente, enviarán al día siguiente al mejor de sus vendedores a nuestra casa, no solo con una sino con dos enciclopedias, e incluso unas galletas de regalo. Similarmente, si un representante de la agencia de guru-tattva no representó a dicha agencia apropiadamente, ese mismo departamento compensará con creces a aquellas personas que honestamente invirtieron su tiempo, energía y fe en una dirección que con el tiempo no logró responder como se había prometido. Así, no hay por qué temer ni preocuparnos.
La relación con Sri Guru es y será algo totalmente fundamental, pero debemos comprender que el propósito de dicho vínculo es el de avanzar hacia la meta última del amor divino. Si dicha relación no está cumpliendo ese propósito, si no logramos percibir un progreso tangible en nuestro bhajana con el tiempo, si no nos sentimos más y más cerca de (en nuestra escuela) la psicología de Vrindavana, el humor de los eternos siervos de Radha-Krishna en Vraja y de Sriman Mahaprabhu en Nadiya, si no despierta en nosotros un deseo por ahondar en sravana y kirtana de forma cada vez más específica y menos genérica, si nada de esto está pasando, entonces es un buen momento para preguntarnos dónde estamos parados, y dónde queremos estar. Quizás no necesariamente la responsabilidad sea del otro lado, pues siempre de todas formas podemos volvernos mejores discípulos y practicantes. Pero el principio es siempre el mismo: idealmente nos acercamos a la práctica buscando avanzar en nuestro logro del prema-bhakti, y Sri Guru debería estar allí para facilitar eso. Si algo de ello no funciona, a recalcular entonces…
En conclusión, debemos ser valientes y audaces al emprender nuestro sendero, no cobardes ni hipócritas. No transgrediremos las instrucciones del Señor, pero sí deberíamos estar dispuestos a transgredirlo todo por él. Encontrar a Sri Guru en una forma u otra no es algo que haremos porque alguien más nos haya dicho o un mecanismo de control que manipularemos a nuestro antojo, sino que en última instancia será toda una fervorosa e incontenible confirmación interna que llegará a nosotros a su debido momento, al encontrarnos con tales personas, al escucharles, al sentirles como Krishna mismo presentándose una vez más en nuestras vidas, invitándonos a seguir creciendo en nuestra relación con él. Y sí, todo esto llegará, que no nos quepa la menor duda. Y si no ha llegado aún, esa “demora” nos invita a replantearnos cuál es la motivación real de nuestra búsqueda, y así seguir purificando nuestras intenciones al acercarnos a algo tan sagrado como Sri Guru.
El principio universal de Sri Guru sigue entonces allí esperándonos como siempre, pero antes de salir corriendo hacia él, hagámonos al menos una vez más la siguiente pregunta: ¿quién es nuestro guru realmente? Con la debida respuesta en nuestros corazones, sigamos entonces adelante hacia nuestra meta final.
Excelente y clara revelación de todo este tema tan importante y tan delicado,estar completamente seguro en este campo,es fundamental para lograr un progreso real,genuino y potencialmente con pureza tanto de proposito y consciencia…se requiere total sinceridad para tal proposito,y en consecuencia con la fidelidad a los benditos principios sustanciales del Vaisnavismo,de este Bhakti Marga.
Reverencias Maharaja, muy interesante artículo y la pregunta que propone de la que surgen tantas otras como por ejemplo, estoy situado en la plataforma de discípulo?, o mínimamente podría uno preguntarse, anhelo realmente ser un discípulo con todo lo que ello implicaría de mi parte?