Como ya ha sido establecido, el bhakti representa el sendero medio. Para participar de él, se requerirá de nosotros el no estar ni demasiado inclinados ni demasiado desapegados de este mundo, ya que todo es para fernalia potencial a ser vinculada en servicio de su fuente, pero para comprender ello generalmente sí debemos tomar cierta distancia de los movimientos fenoménicos. “Desapego” significa esto: distanciarme de algo lo suficiente como para comprender realmente cuál es su identidad y función, y luego nuevamente acercarme y ocuparlo todo en krishna-bhakti.
Ahora bien, dentro de dicho marco nos encontraremos con una nueva forma de extremismo, en donde seremos invitados a desarrollar un excesivo apego hacia aquello favorable al bhakti, y un excesivo desapego de todo aquello que se oponga a dicha corriente. Este particular extremismo no representará esta vez fundamentalismo alguno, sino la natural respuesta de alguien que intenta abocarse al sendero del amor apasionado, generalmente conocido como raga-bhakti: dado el fervor implícito en dicho camino, ciertas posturas que tomemos dentro de él podrán por momento aparentar ser el resultado de un fanatismo propio del practicante neófito. Y mientras esto último puede desde ya ocurrir, tendremos que ser cuidadosos de no confundir esto con el profundo comprimiso adoptado por un serio seguidor de esta escuela.
Raga-bhakti básicamente se refiere a aquella práctica devocional en donde uno aspira a verse imbuido del espíritu de servicio de los eternos asociados de Sri Krishna en Vraja. Escuchando continuamente acerca de las amorosas interacciones de tales devotos con Sri Hari, el sadhaka gradualmente ve afectado su sentido de la identidad, y por sobre todo altera sus factores motivacionales en la devoción, pasando de una ocupación espiritual obligatoria y/o mecánica a un espontáneo flujo de servicio apasionado, siguiendo el ejemplo de los vrajavasis. De más está decir, entre un humor de servicio y el otro existirán incontables matices y obstáculos que tendremos que sortear exitosamente.
Además de significar “apego”, el término raga podría traducirse como codicia. Y tal como lo declara El Caitanya-caritamrita (2.8.70), este será el único precio a pagar si deseamos adentrarnos en la escuela inaugurada por Sriman Mahaprabhu y sus Goswamis. Aunque pueda parecer de bajo costo, la entrada a este movimiento requerirá que removamos nuestro sentido del anhelo de cualquier otra dirección que no sea el objeto último de nuestro afecto: “solo se necesita codicia”, significa “no puede haber ninguna otra cosa aparte de (ese tipo de) codicia”. En las palabras de Prabhupada Bhaktisiddhanta, “transitar la escuela de la codicia espiritual significa (para empezar) que ya no experimento codicia alguna por nada de este mundo”. Para empezar.
¿Cómo entender entonces la noción de “codicia espiritual”? La naturaleza de la codicia es tal, que no dejará a alguien en paz hasta que haya obtenido aquello que desea. Esto significará entonces que si en nuestro bhajana pensamos en un tipo de amor por Krishna como el objeto de nuestra codicia, pero luego la mente comienza a pensar en tantísimas otras cosas más, eso significará entonces que aún no poseemos genuina codicia. Desde ya, no hemos de desanimarnos al comprobar ello, sino justamente deberíamos incrementar nuestra codicia al corroborar nuestra carencia de ella. Sri Jiva denomina a esta etapa como ajata-ruci-raga-bhakti (“devoción apasionada sin pasión aún”) lo cual de alguna forma nos permite situarnos en al menos una sección introductoria de semejante ideal, y desde allí nutrir nuestra codicia divina.
Según Sri Rupa, esto se conocerá como utsaha. Aunque generalmente traducido como “entusiasmo”, este término nos habla de un tipo de anhelo, de saludable ansiedad, la cual sí o sí debe existir en cierto nivel como motor de nuestro bhajana: una necesidad de crecimiento y avance, la cual surgirá de comprobar determinadas carencias en mi propia práctica. En otras palabras, mi bhajana se volverá atractivo para Bhagavan cuando sintamos algún tipo de necesidad, de vacío. Si simplemente conducimos nuestra vida y práctica sintiéndonos satisfechos, pensando “tengo comida, techo, salud…¡todo está bien!”, entonces podré entender que mi práctica carece de vida real y se ha vuelto un protocolo plagado de mecanicidad.
Nuestro principal deber como discípulos, como eternos estudiantes en la inacabable escuela del raga-bhakti, es incrementar la calidad e intensidad de nuestro anhelo: esa será la definición más cercana que podremos dar de bhajana. Esa será nuestra principal tarea, y cualquier otra cosa que tengamos que hacer en nuestra vida será algo secundario en comparación, lo cual idealmente será atendido dentro del marco de haber incrementado nuestra codicia interna. Desde ya, semejante experiencia no llega sencillamente, y para ello requeriremos del contacto inicial con la gracia divina, con aquel departamento que ya posee el anhelo que anhelo poseer, y mediante dicha misericordia podremos volvernos humildes, comprobando nuestra pobre situación presente y honestamente anhelandp acercarnos al ideal que ha llegado a nuestras vidas. Únicamente mediante dicha humildad y anhelo recibiremos la siguiente dosis necesaria de renovada misericordia, la cual a su vez nos transportará a un nuevo ciclo de estos tres mismos elementos fundamentales: humildad, anhelo y misericordia. HUMILDAD, ANHELO Y MISERICORDIA.
Y Krishna sin duda alguna reciprocará con semejante alma. En el Bhagavad Gita (10.10), él confirma cómo illuminará nuestra inteligencia en la dirección del divino apasionamiento, si somos sinceros en nuestro abordaje del proceso. Y “ser sinceros” desde ya significará llegar al punto de corroborar nuestra necesidad de guía y ejemplo, y la misericordia que Krishna entonces devele se manifestará centralmente es la forma de esa tan necesaria guía y ejemplo, que personificará el humor interno (y eterno) que se nos proyecta a alcanzar, así como la instrucción necesaria para gradualmente absorber nuestras facultades devocionales en la dirección de un anhelo cada vez más en aumento.
Así y sobre la base de estas consideraciones, un devoto se mostrará extremadamente apegado a incorporar todo aquello que alimente su debida codicia, y rechazará en grado sumo todo lo que interfiera con el desarrollo de este sentimiento. Esto es un proyecto serio y profundo, que requiere compromiso y enfoque, si es que anhelamos experimentar verdaderos resultados mediante nuestra práctica. Y siendo que en nuestros comienzos generalmente no experimentaremos un extremo fervor y apego para con el objeto último de nuestro bhakti, entonces se nos recomendará al menos comenzar exhibiendo un extremo apego por todo aquello que será favorable a nuestra devoción, y por ende a su vez mostrar un total disgusto por todo aquello que atente contra nuestro cultivo dentro del raga-marga.
Anukulyasya sankalpa pratikulyasya varjanam. El comienzo del bhakti será saranagati, o una voluntaria entrega hacia el proceso. Y el inicio de de este inicio del bhakti será doble: a) pronunciar un firme voto de solo abrazar aquello que favorezca mi sadhana y b) decidimamente rechazar todo lo que se oponga a mi ideal añorado. Estos dos caras de la moneda inicial de la entrega habrán de ser ejecutados con sano fervor y extremismo, en el sentido de al menos anhelar poder ocuparnos en ello de la mejor forma posible. Aunque desde ya con esto no deberemos promover ni el fanatismo ni la sobre-exigencia, sí debemos ser realistas no solo con nuestras incapacidades presentes, sino especialmente con la capacidad de la gracia divina, para elevarnos por sobre nuestras actuales limitaciones.
Sin duda alguna, el amor apasionado tiene sus implicancias. Y debemos aprenderlas y conocerlas para re-confirmar qué tanto deseamos transitar semejante sendero y, en caso de sí desear hacerlo, qué tanto necesitamos alimentar el fuego del anhelo y la codicia espirituales.