Sin pensarlo realmente, la pasada semana dediqué una Contemplación Semanal al hecho de que, en un sentido absoluto, no podemos hablar en verdad de despedidas permanentes en relación nada. Paradójicamente, el día de hoy me encuentro aparentemente despidiéndome (de forma temporal pero a su vez indefinida) de este intento semanal de reporte, con el deseo de pasar a nuevas fases contemplativas y, desde ya, todo ello en el marco de continuar de una u otra forma compartiendo lo que llegue a uno por gracia divina.
Así como el sentarme semanalmente a componer estos párrafos exige naturalmente considerable concentración y cierto nivel de penetración en los acontecimientos de la semana que hubo pasado, asimismo el dejar de hacer eso mismo invitará a otra vertiente contemplativa, a dirigir la atención, pensamientos, energía y actos en nuevas direcciones que idealmente complementarán con estos escritos semanales que hasta hoy he venido presentando. De este modo, elijo llamarme al silencio con el fin de ahondar en otras direcciones de mi vida y práctica, confiando que el fruto de tal retiro florecerá y será degustado por más de uno a su debido tiempo.
Aunque en un sentido externo este acto pueda ser visto como un alivio de la responsabilidad de “tener que presentar” semanalmente un artículo, el cual a su vez reflejará idealmente nuevas ideas y realizaciones que alimenten el espíritu del lector, la decisión de tomar una distancia de dicha dinámica, bien apreciada (y llevada a cabo desde ya), implicará en verdad un mayor tipo de compromiso, un llamado que capture más penetrantemente cada fibra de mi ser, para únicamente así justificar el hecho de haberme despedido de un compromiso previo de servicio. En verdad y como ya mencionamos, no deben existir las despedidas, sino un cada vez más abarcativo y mejor abordaje de la realidad toda.
Al mismo tiempo, la semana próxima comienza el atípico mes de Sri Purusottama, el cual se da una vez cada ciertos años y representa una oportunidad especial de ahondar en la propia disciplina espiritual. Casi seguido al mismo es que luego comenzará el sagrado mes de Kartika, una segunda chance de seguir tomando ventaja del regalo de una inmersión intensificada en las ocupaciones devocionales, esperando que ello dé el resultado deseado: nuevas perspectivas para llegar a servir mejor, acercándonos así (un poco más al menos) al tan añorado proyecto: una identidad compuesta de dedicación plena.
Esto último no es para nada sencillo, y en la medida en que avanzamos en nuestra práctica logramos vislumbrar qué tan serio y exclusivo ha de tornarse nuestro enfoque con el tiempo, pero qué tan inclusivo debe a su vez ser el mismo, con todo un desfile de cualidades y realizaciones a adquirir, si es que deseamos adentrarnos en las tierras más confidenciales de la consciencia. Por momentos este viaje puede resultar agotador y del todo exigente, pero aquello a lo que estamos siendo llamados en esta vida sí o sí incluye tal ingrediente: consagración plena, en una forma u otra.
Casi dos años ininterrumpidos de Contemplaciones Semanales (con la excepción, nuevamente, del mes de Kartika del pasado año) ha representado toda una aventura a nivel expresivo, en donde como autor me veo enfrentado a, ante todo, ser íntegro y honesto con lo que tenga para decir, y comprender cómo cada línea, palabra y expresión no solo quedarán plasmados en papel, link o pantalla, sino ante todo en la propia consciencia y ejemplo personales, en mi diario interactuar con el prójimo. De más está decir que repetidamente he comprobado no estar del todo a la altura de cada una de mis palabras, lo cual sin duda representa toda una invitación a repasar lo expresado, a medir lo que sale de la propia boca, y a abocarse discretamente a entregar el propio mensaje en la más poderosa forma posible: a través de la conducta inmediata, comenzando por los momentos más ordinarios de la cotidianeidad que aún puedan acompañarnos.
Es así en este espíritu que hoy comparto estas palabras, retirándome temporalmente de mis reportes semanales, orando por las bendiciones para que dicho acto encuentre nuevas profundidades en la forma de aparente ausencia o, mejor dicho, de una presencia más sustancial aún, en la forma en que ello decida manifestarse. Acompañando esta decisión se encuentra un ya recurrente impulso de un mayor nivel de minimalismo digital, sin caer desde ya en lo impráctico ni mucho menos lo antisocial, pero sí exponiéndome de forma lo suficientemente desafiante a la posibilidad de continuar con vida mediante un frugal contacto con el plano tecnológico y, de nuevo, un incrementado contacto con todas las demás esferas.
Dicho esto, me “despido” por tiempo indeterminado de este vehículo específico para compartir algunos de mis pensamientos, la Contemplación Semanal. Sin duda alguna permaneceremos en contacto mediante un medio u otro, y desde ya quizás volviéndonos a ver y leer en este mismo formato luego del mes de Kartika, a comienzos del próximo año, o en cualquier circunstancia y formato que la Providencia así lo disponga. Eternamente agradecido, y por ende eternamente comprometido a seguir intentando reciprocar de una forma u otra.
Muy emotiva “despedida” Svami Bhakti Pranaya Padmanabha, pero sobre todo muy agradecida por todas sus contemplaciones que de una u otra forma siempre llegaron en el momento justo. Sin palabras para seguir en esta nueva etapa que nos sigue invitando. Jaay =)
Hare Krsna Hari bol.
Infinitamente agradecida Swami B P Padmanaba, por el conocimiento que he recibido a través de su Contemplación Semanal, voy a extrañar, considero que esta en su pleno derecho de seguir como su corazón le diga. Estaré esperando recibir sus enseñanzas.
Hasta pronto.