Para uno llegar a cumplir semanalmente con este servicio específico que en este instante me encuentro tipeando, uno deberá tener algo para compartir. Y ese algo tendrá que ser idealmente lo suficientemente interesante, como para no solo representar un acontecimiento semanal en la vida de uno, sino una serie de experiencias que enriquezcan y nutran tanto la propia existencia, como la de quienes lean estas líneas. Esta es una de las razones por las que abordé este servicio: una amorosa forma de obligarme a vivir mis días más sustancialmente, y que ello tome la forma de algo para compartir. En este sentido, esta pasada semana hubieron diversos acontecimientos que podrían volverse “notas de tapa” aquí, pero por diversas razones, esta vez he elegido compartir el siguiente:
En lo que es la tradición del Vedanta devocional, existen un sinfín de términos sustanciales los cuales, una vez desplegados y desencriptados, nos ofrecen una galaxia de enseñanzas y profundos significados. Una de tales expresiones será sobhana-karma, o “hermoso karma”. En un comienzo esta frase puede sentirse un tanto contradictoria, por lo que justamente intentaré dedicar esta sección a buscar explicar su intención y alcance…
Ante todo, la idea de sobhana-karmavino a mí esta semana por una serie de sucesos acontecidos entre el día Lunes y Martes, todo ello relacionado al concepto siguiente: en considerables ocasiones, cuando nos va “mal” solemos desanimarnos o incluso sentirnos mal con nosotros mismos, y cuando nos va “bien” tendemos a quizás enorgullecernos, o alegrarnos de forma excesiva. Todo esto es karma, ya sea “bueno” o “malo”, karma al fin, lo cual en un sentido no es algo tan bueno (pues el karma genera atadura a este plano), y así el paradigma de cómo abordar saludablemente dicha influencia. La dinámica de la vida nos ofrece este tipo de oleaje constantemente, donde por momentos la marea kármica es alta pero, como la frase popular lo menciona, “todo lo que sube tiene que bajar”. Así (y tal como lo enseña el Bhagavad-gita -2.14-), una noción básica a comprender es la de no apegarnos demasiado ni a la felicidad ni a la aflicción (materiales), ni a sus variados subproductos, emociones y sensaciones. Nada fácil, ¿cierto?
En el contexto del bhakti, este dilema es resuelto al introducirse la idea de que el karma puede ser hermoso, como todo debería serlo en nuestra vida. ¿Qué significa esto? Pues básicamente lo siguiente: habiéndose entregado a Krishna e intentando depender exclusivamente de él y su voluntad, un bhaktapasa a inmediatamente a otra categoría, a ser catalogado y administrado por un departamente diferente, más ligado a la gracia divina y la influencia del svarupa-sakti. En otras palabras, Krishna mismo comienza a hacerse cargo personalmente (Bhagavad-gita 9.22) de todo aquello que su devoto necesite adquirir, preservar o (y aquí quizás viene la parte más delicada) perder. La prueba no será ya entonces el desapegarme de lo “bueno” o “malo” que llegue, sino más bien entender que aquello que golpea mi puerta ha sido concebido y permitido por el Absoluto, quien se ha tomado el derecho de administrar dichas dosis, al menos proporcionalmente a la sinceridad de mi entrega. Y es allí donde sea lo que sea que ocurra, todo ello entrará dentro de la categoría de sobhana-karma. ¿Me explico? J
Un verso que ilustra esta condición es el famoso sloka es encontrado en el Bhagavata (10.14.8) en donde Brahma, luego de haber “aterrizado” en relación a su propia posición y la de su amo, ora a Krishna mencionando cómo aquel que sinceramenteañora gracia divina, sobrellevará pacientemente toda reacción kármica que aún tenga que llegar y mientras tanto, se mantendrá adorando al Señor con su corazón, palabras y actos (volviéndose así un digno heredero del estado post-liberado -bhakti-). Otras forma de entender esto será diciendo que dicho devoto se sentirá agradecido de lo que llegue a él/ella, comprendiendo que dicha reacción es un mero vestigio de lo que en verdad debería corresponderle, de encontrarse fuera del refugio del bhakti-sakti. Así, en lugar de ver injusticia y considerar como inapropiado lo que pueda estar pasando, el bhaktase sentirá inspirado a orar y expresar gratitud, sintiendo dicha visita kármica como algo en verdad hermoso, sobhana-karma. Ahora bien, luego de haber introducido en teoría dicho concepto, vayamos a su aplicación práctica, en la forma específica que me ha tocado vivirla la pasada semana…
El día Lunes 1/4 comenzó apaciblemente, con una inspiradora jornada de sadhanaen la forma de canto y lectura, así como diversos otros estímulos devocionales que siempre son necesarios para comenzar el día, qué decir la semana. Ahora bien, unas horas después recibimos la visita de una hermana espiritual, y personalmente recibo de ella una daksina(donación) de USD 1000, para sustentar parte de mis futuros viajes durante este año. Sin duda alguna, toda una chance para uno alegrarse excesivamente, pero…unas tantas horas más tarde, atravieso una de las más fuertes discusiones de mi último medio año, con una de las personas más queridas para mí. ¿Sobhana-karma acaso?
El día finaliza con la donación recibida y la discusión aún no resuelta, y al encontrarme en la mañana del Martes viajando en lancha colectivo rumbo a Godrum y cantando japa, uno de los pasajeros me presenta una de las cinco preguntas que están en aquel Top 5 que todo Gaudiya Vaisnava experimenta fuera del asrama: “¿Qué llevás dentro de esa bolsita?” Así, un más que interesante intercambio se dio, comenzando por mencionar la cantidad de cuentas de mi rosario, conectarlo con las 54 del rosario cristiano, hablar sobre la importancia del número 9 (tanto en la suma de 108 como de 54, y en muchos otros casos) en la numerología védica, de allí siguiendo a cómo el ser humano desarrolla diversos sistemas donde quiere comprenderlo y por ende medirlo y comprenderlo todo, de allí a la idea de maya(“aquello que puede ser medido”) y nuestra tendencia al cálculo, y cómo el alma condicionada desea expresar autoridad, control y poder para con el entorno, para finalizar analizando cómo dicha expresión exhibe su versión desvirtuada en planos como la política y tantos otros (religión incluida) pero alcanza su cumbre perfecta en aquel control que se deriva del amor, en donde tanto Dios como su devoto quedan atrapados por la fuerza del más elevado afecto. Un más que interesante punto de desembocadura, que nos muestra adonde en definitiva busca llevarnos “esa bolsita”…
Al llegar a la isla y atravesar toda una jornada de introspección y oración profunda, todas estas ideas que aquí hoy comparto vinieron a mi mente, lo cual me llevó a tomar las medidas que estaban a mi alcance para resolver el conflicto aún pendiente. Afortunadamente, ambas partes es encontraban deseosas de dicha resolución, por lo que rápidamente no solo se armonizó la situación, sino que pudo alcanzarse una síntesis superior en el vínculo, de esta forma apreciando el propósito del conflicto acontecido, y ambos sintiéndonos bendecidos con ello, viendo la mano de Hari por detrás, y en definitiva concluyendo en el concepto de sobhana-karma.
Sé que no soy la única persona que experimentará este tipo de vaivenes en su jornada. O para ser más exacto, sé que no hay excepción a esta regla básicamente, y si no lo sentimos así, quizás sea porque no estamos logrando vivir nuestra vida bajo este tipo de ideas tan necesarias. Así, no nos permitamos ser atrapados por el oleaje kármico que llegue a nosotros, sino más bien busquemos comprender el trasfondo del mismo, hasta el punto de sentir la misericordiosa mano de nuestros mayores bienquerientes allí presente, y allí y solo allí obremos, con pleno entendiemiento de que todo lo que nos ocurre como sadhakas (aspirantes al amor divino) es definitivamente hermoso. En última instancia existirá la hermosura propia de vernos libres de toda influencia kármica, pero mientras dicha influencia aún tenga que realizar algunos ajustes en nuestra vida, aprendamos entonces a verla ya no dentro de la jurisdicción mundana, sino como una variada expresión de la gracia divina, en la forma de un generoso y hermoso karma.