El pasado Jueves durante nuestro estudio del Sri Upadesamrita, llegamos a lo que podría considerarse como aquel verso que describe de forma concreta, cómo es que los aspirantes al bhakti interactúan entre sí:
dadāti pratigṛhṇāti
guhyam ākhyāti pṛcchati
bhuṅkte bhojayate caiva
ṣaḍ-vidhaṁ prīti-lakṣaṇam
“Los seis síntomas del amor que comparte un devoto con otro son: ofrecer regalos como caridad, aceptar regalos caritativos, revelar la mente en forma confidencial, preguntar confidencialmente, aceptar prasāda y ofrecer prasāda.”
Es en esta cuarta estrofa del Sri Upadesamrita donde hallamos una interesante propuesta recíproca, a través de las palabras guhyam ākhyāti pṛcchati, o “revelar la mente en forma confidencial” y “preguntar confidencialmente”. Esta semana deseo dedicar algunas líneas a reflexionar sobre ciertos niveles de significado de estos dos mandatos.
Ante todo, esta propuesta nos habla de cómo maximizar nuestra conexión afectuosa con el sadhu, cómo seguir promoviendo aquel flujo de confianza que idealmente debería ser la vida y alma de toda relación entre sadhakas e, idealmente, de toda relación. Así, la forma en que revelamos nuestra mente deberá ser hecha de tal forma que ello impulse un mayor amor entre quien da y quien recibe dicha revelación: esta palabra (“revelación”) está intrínsecamente al acto de compartir íntimamente aquello que es de lo más secreto y, por qué no, valioso para nosotros, con alguien que sabrá valorar dicho gesto y, mediante su afectuosa apertura, nos invitará a seguir abriéndonos más y más, ad infinitum.
Ahora bien, revelar la mente tendrá en realidad que ver con compartir aquello más profundo que ha sabido tocar hasta ahora mi vida, y no tanto con convertir a la otra persona en una especie de container, cuyos oídos me permiten “vaciar el container”, experimentar cierto alivio, y desaparecer de escena justo en aquel momento donde el sadhu estaba a punto de compartirme ciertos consejos, para yo no volver a incurrir en aquello que generó la situación que me hizo padecer lo que ahora estoy vaciando. No. Revelar la mente tiene poco y nada que ver con ver al otro como un ansiolítico, con contemplar al proceso en sí y sus miembros como unidades que me proporcionan alivio de mis consecuencias kármicas, sino más bien como entidades a ser servidas y veneradas con lo mejor de mi ser.
De esta forma, revelar la mente implicará compartir las más profundas realizaciones que he tenido hasta ahora, así como escuchar del otro acerca de esa misma realidad. Esa es la base y esencia del sadhu-sanga, reunirnos para nutrir nuestro bhakti siendo testigos de la fe y realizaciones del otro. Al menos esa es la definición estándar de sadhu-sanga dada por Krishna en uno de los más importantes versos del Gita (10.9):
mac-cittā mad-gata-prāṇā
bodhayantaḥ parasparam
kathayantaś ca māṁ nityaṁ
tuṣyanti ca ramanti ca
“Los pensamientos de Mis devotos puros moran en Mí, sus vidas están plenamente consagradas a Mi servicio, y ellos sienten gran satisfacción y dicha en iluminarse siempre entre sí y en conversar siempre acerca de Mí.”
Las realizaciones que lleguen a nuestro bhajana serán algo confidencial, a ser compartidas (i oídas de otros) de forma sobria y discreta, pues Narottama Dasa Thakura nos enseña que apana bhajana katha na kohibo yatha tatha, “no reveles tu bhajana aquí y allá”. Debe así existir un tipo de compañía que facilite dicho intercambio confidencial, en donde lo más valioso es sacado a la luz y adorado, protegido y nutrido por ambas partes. Y de más está decir, para que este tipo de intercambio acontezca debemos necesariamente tener algo para compartir. Nuestra práctica debe generar nuevas realizaciones, así como el deseo de alimentarnos de las realizaciones de los demás. Si no estamos interesados en vincularnos con este aspecto del bhakti-marga, aún estaremos pululando por algún tipo de periferia superficial de la verdadera sustancia del proceso, lamiendo la botella y creyendo que la miel está con nosotros.
Para concluir con el juego de palabras que acompaña al título de este ensayo, una cosa será entonces revelar la mente (con “v”) y otra muy diferente rebelar la mente (con “b”). Existe un abismo entre la revelación y la rebeldía, el uno representando el exacto opuesto del otro. Así, si en el nombre del sadhu-sanga no exponemos nuestro interior a modo de promover revelación en lugar de rebeldía, quizás únicamente estemos intentando justificar diferentes estructuras separatistas que aún nos mantienen desvinculados del Centro Absoluto o, en otras palabras, rebeldía. La forma de contrarrestar toda rebeldía será mediante la revelación, y una de las formas de entrar en contacto con la revelación será aprendiendo a revelar nuestra mente debidamente, en aquel espíritu progresivo que caracteriza al Gaudiya Vaisnavismo y sus representantes centrales. Como Srila B. R. Sridhara Deva Gosvami lo supo expresar monumentalmente:
“Debemos situar nuestro corazón delante del sadhu, de manera que él pueda examinarnos y proceder en base a ello: cualquier sentimiento interno que tengamos, eso debe ser divulgado al sadhu. Las cosas privadas dentro de nuestro corazón deben ser develadas, y sólo así podremos adquirir las cosas privadas dentro del corazón del sadhu. Cualquier indagación que realicemos debe ser hecha únicamente con la intención de satisfacer a Krishna y sus devotos: para la causa de ellos, y no para una causa que sea independiente de la satisfacción de ellos”.